Ya de vuelta del viaje prometido en la nota anterior, nos complace compartir con ustedes todas nuestras experiencias vividas en él. Así que, acomódense y dispónganse a disfrutar, junto a nosotros, de las crónicas de este poco común derrotero.
Este verano singular de dos travesías, recordarán el artículo de enero sobre el Crucero Buenos Aires – San Pedro 2013 y ahora esta nueva, nos ha colmado de experiencias, gratificaciones, buenos momentos y sobre todo: muchas millas navegadas.
Para comenzar con la introducción a este viaje debemos recordar a quien fuera el promotor de esta experiencia. En una travesía solidaria a la Escuela Nº 9 del río Carabelas, allá por junio de 2011, tuvimos la fortuna de conocer personalmente, digo esto pues ya contábamos con una relación vía facebook, a Lucio Cerretani. Este oriundo entrerriano, efusivo publicista de sus pagos, fue quien sembró la semilla de esta navegación por el río Uruguay, convenciéndonos de que todo lo que allí encontraríamos nos mantendría en un estado de asombro permanente… y no se equivocó.
A partir de ese momento fuimos recolectando todo el material posible relacionado con este ambicioso proyecto: Cartas digitales del Uruguay desde el Km 0 al 120 y posteriormente, debido al cambio del destino final, desde el Km 120 al 334; los croquis desde el Km 0 al 334 (escala 1:50.000); varias charlas con Lucio y una con el capitán de la Chata Santa Rita, que ya había rumbeado por esos pagos unos tres años atrás; cualquier material de interés publicado en revistas e internet; data de los clubes náuticos que se encontraran en nuestro derrotero, planos de la localidades cuyos puertos tocáramos; cronograma de singladuras; etc.
Ya contábamos con todo lo necesario, la fecha de zarpada sería el 8 de febrero de 2013 y el destino final: El Palmar de Colón, Entre Ríos. Hasta contábamos con tres barcos amigos que se habían sumado… estábamos en la gloria, aunque poco duró. A medida que transcurrían los días y se acercaba la fecha de partida, por distintas razones, todos los compañeros de aventuras fueron desertando. Nosotros, seguros del derrotero y del Palometa nos mantendríamos incólumes para la zarpada prevista.
1ra. Pierna: El viernes 8 a las 9:00 hs. iniciamos este primer tramo de la travesía que iba a finalizar en Guazú-Guazucito, estimábamos unas seis horas de navegación. Con un viento moderado del NE llegamos a la boca del Guazucito a las 14:15 hs. Demasiado temprano como para rifar la primera jornada. Así que, salimos por el Guazú al Riopla, que nos recibió con viento del E, dejamos por babor la boya Cardinal Este y remontamos el Uruguay en busca del boyado de la boca del Paraná Bravo con olas de través que hacían poco cómoda la navegación. Evitamos ingresar a Palmira y a otros puertos uruguayos futuros para no tener que perder tiempo de navegación en cuestiones administrativas. La boya verde de ingreso al Bravo (km 138) se encuentra a la altura de Punta Higueritas (ROU), apenas unos metros a babor de la boya roja del km 3,400 del canal principal. Caímos a babor hasta la boya del km 140,200 y dejando esta por estribor viramos, recostados sobre la costa sur, para ingresar al Aº La Paloma.
Este curso de agua está, cerca de la boca, destinado a fondeadero de barcazas, lo cual nos garantizó profundidad suficiente para movernos con libertad hasta el sub destacamento de PNA Aº La Paloma que se encuentra en 33 53 690 de latitud S y 58 29 274 de longitud W (por canal VHF 14 se realiza el despacho) en donde fondear con tranquilidad. Eran las 17:00 hs. y dábamos por finalizada la primera pierna de esta travesía, pero no así con la actividad a bordo que continuaba con el repaso de puntos críticos como niveles de lubricantes, control de correas y mangueras, inspeccionar el prensa estopa de la línea de eje, etc. Aunque el procedimiento se tornó incómodo por la temperatura del motor, creímos oportuno instalarlo así como metodología para no encontrar sorpresas al momento de partir al día siguiente, de esta forma, si algo hubiese sucedido, hubiésemos contado con tiempo suficiente como para solucionarlo.
2da. Pierna: A las 10:30 hs. cobramos ancla, nos despedimos de la Prefe y desandamos unos pocos kilómetros hasta llegar al Uruguay. Dejamos el par del km 138 del Bravo por el veril de babor, última boya, y enfilamos a la baliza del km 4,800 del Puerto de Palmira con el objeto de evitar la restinga de Palmira y el peligro aislado (Capri) que no tiene boya. Por el calor reinante pudimos observar grandes concentraciones de algas entre el Puerto que dejábamos y Punta Chaparro (ROU), el agua se teñía con pinceladas verdes.
La navegación era perfecta y ya veíamos al través de estribor al Obelisco de los 33 Orientales, pues en gran parte de esta pierna el canal se acercaba mucho a la costa uruguaya, salvo entre Punta del Arenal Grande y Punta Cabeza de Negro en donde el río tiene aproximadamente unos 11 kms de ancho y el canal estaba delineado en forma de “V”, cuyo vértice se acerca a unos 4 kms de la boca de Aº Ñancay (Argentina) y por ello es que se podía apreciar gran cantidad de embarcaciones de pesca provenientes de la localidad de Villa Paranacito. Si imaginariamente uniésemos con una línea la boca abierta de la “V” encontraríamos la batimetría de aguas navegables cerca de la costa uruguaya que los vaqueanos conocen bien, pero nosotros debíamos estar muy seguros de lo que había en el fondo. Desde que habíamos ingresado al Uruguay notamos un nivel particularmente bajo de agua, así que no era cuestión de sacrificar toda la travesía apenas a dos días de iniciada. Nuestra recomendación: con embarcaciones de calado superior a un metro, navegar siguiendo el boyado.
Cuando el reloj marcó las 15:30 hs. y frente a la boya del km 65,500 viramos a estribor y enfilamos hacia la boca del Riacho Yaguarí (ROU), otra boya de veril de babor marcaba la entrada. Este tranquilo río, de unos 6 kilómetros de extensión, cuenta con la profundidad suficiente bajo casi cualquier quillote y es la vía de acceso segura al Río Negro (ROU), eso sí, no dejamos de estar atentos pues al promediar el trayecto nos encontramos con tres boyas ciegas rojas que dejamos por estribor. Poco después, a las 16:30 y frente a una chacra, bajo unos árboles de mediano porte, tiramos el fondeo para hacer noche.
Para ese entonces ya teníamos dos consideraciones interesantes a tener en cuenta y que confirmaríamos a medida que íbamos subiendo: a) A diferencia de nuestro delta, el Uruguay cuenta con otro régimen de plea y bajamar y b) La velocidad de la corriente nunca superó el Nudo. De esta forma, las noches de fondeo fueron muy tranquilas bajo condiciones normales, no hubo garreos ni movimientos bruscos.
3ra. Pierna: El domingo amaneció algo nuboso y se preveían tormentas aisladas hacia la tarde/noche, según el boletín meteorológico de Control Mercedes (ROU) que recibimos por el canal 15 del VHF. Coincidentemente partimos a la misma hora del día anterior con rumbo a Gualeguaychú en lo que habría de ser una singladura corta, entre cuatro y cuatro horas y media. A medida que íbamos avanzando se iba congestionando el tráfico en la frecuencia de 156,800 Mhz (canal 16) con solicitudes de despachos y roles para la Ciudad del Carnaval entrerriano.
Aprovechando el primer silencio radial le solicitamos al Destacamento Puerto Boca de la PNA el estado de la marea y casi inmediatamente se escuchó un terminante: 0,88 estacionario. UPS!... cambio de planes? Con esa profundidad imposible entrar al río Gualeguaychú y con esa cantidad de gente imposible entrar al Náutico...
Sigan atentos. No se pierdan la continuación de esta espectacular travesía al Palmar de Colón, Entre Ríos, Argentina. Hasta prontito!