miércoles, 16 de marzo de 2011

NAVEGANDO EL PAYCARABÍ

Creo, sin temor a equivocarme, que la náutica es una actividad por demás solidaria a la hora de experimentar sensaciones nuevas. Como el descubrir nuevos parajes es una de estas, decidimos recorrer todo el Arroyo Paycarabí desde su nacimiento en el Canal de la Serna y hasta su desembocadura en el Paraná de las Palmas. Dado que nos encontrábamos en el Paraná Miní decidimos agregarle a este derrotero la navegación del Paycarabicito; en total unos 20 kms. aproximadamente.

La entrada (S 34º 08 862 - W 58º 33 982) a este arroyo se encuentra algo escondida por los juncos y, aunque angosta, a los pocos metros comienza a ensancharse. Posee aguas estacionarias limpias con una profundidad promedio de 1,60 mts. y una tupida vegetación en sus costas, bastante poblado y es amable con su tránsito.
Luego de navegar unos 3,5 kms. se llega a una bifurcación en donde se deberá caer a estribor para evitar un arroyo que lentamente se va angostando hasta hacer imposible la navegación por las ramas que se encuentran en el agua y la gran cantidad de camalotes.
Poco después se encontrará de frente con un amplio y muy bien mantenido galpón en donde deberá caer a babor para entrar, ya entonces, en el Aº Paycarabí. A partir de ese momento el arroyo cobra mayor importancia en ancho y en quintas productoras de frutas, maderas y actividades apicultoras.







Interesantes construcciones develan las distintas épocas por las que atravesó nuestro delta, épocas de gloria y épocas de olvido, de inversión y de abandono. La actividad social y económica autóctona se entrelaza con la turística para dar como resultado esa "melange" propia de la zona.

A cada paso el presente se encuentra con el pasado y ambos conviven en una exquisita armonía.
Seguimos navegando a cinco nudos promedio y disfrutando de lo sinuoso del Paycarabí, lo cual lo hace muy entretenido para timonear. Habiendo recorrido unos 12,5 kms. y después de virar ceñidamente a estribor nos cruzamos a babor con el Canal Estudiante; 1,5 kms. después nos cruza el Durazno, denominado arroyo de la margen derecha y aguaje de la izquierda.
De allí en más este pintoresco arroyo se convierte en uno de los más lindos fondeaderos del delta interior. Con poco tránsito, muy buena profundidad, con un ancho de entre 80 a 100 metros y varias embarcaciones fondeadas en busca de tranquilidad y belleza. Hemos decidido imitarlos y aquí quedarnos hasta el próximo encuentro. Los esperamos...