Es muy común de ver en los días de verano y en los actuales, como con el ocaso prácticamente no quedan embarcaciones en el río.
Hoy nos dedicaremos a como extender el tiempo de disfrute a bordo de nuestras embarcaciones, utilizando alguna horas de la noche para navegar frescos durante la época estival y en la más absoluta tranquilidad que nos brinda el Delta durante los anocheceres del otoño e invierno. La Navegación Nocturna es una experiencia muy interesante y que no implica riesgos siempre y cuando tengamos en cuenta algunos importantes aspectos.
Como todos sabemos, de noche nuestra visión pierde parte de su agudeza y para poder apreciar los colores de boyas, faros o balizas, necesitamos de un período de adaptación a la oscuridad. El simple hecho de ser de noche complica cualquier maniobra que de día efectuaríamos con facilidad, además de lo peligroso que resultan los objetos flotantes a la deriva que no podemos ver. El primer inconveniente con que nos encontramos es el poder identificar las luces de una baliza, boya, faro o entrada a puerto. Si navegamos de noche, en zonas donde conocemos su tráfico, costa y corrientes, no será difícil afrontar la navegación nocturna con mínimos riesgos, pero el tema cambia cuando lo hacemos en una zona poco o nada conocida, ya que deberemos sumarle a la incertidumbre de situarnos en la carta y reconocer el punto exacto de la costa que estamos observando, la intranquilidad que provoca tener limitada nuestra visión por la oscuridad, pudiendo producir una falta de confianza que nos haga dudar de nuestras propias apreciaciones.
Factores Básicos de Seguridad:
Atención: Pues la visibilidad es muy limitada y eso nos obliga a estar muy pendientes de descubrir luces, configuración de la costa, y objetos que no estén iluminados (boyas apagadas, troncos, etc.)
Seguridad: Al contar con una correcta estima a fin de posicionarnos correctamente en la carta.
Práctica: Quizá el punto más importante, ya que cuanta más Navegación Nocturna realicemos más hábiles seremos al momento de distinguir luces, entradas, etc.
En las cercanías a un puerto que se encuentra cerca de una ciudad, nos será muy difícil de distinguir las luces de las balizas, faros y boyas ya que éstas se confunden o se pierden con el brillo de las luces de la ciudad. En este caso es muy importante asistirnos con la carta y/o derrotero actualizado para identificar la costa, la entrada al puerto, su ubicación respecto de la ciudad y la localización de probables peligros en nuestra derrota.
Muchas veces ocurre que no divisamos las luces de las balizas hasta estar muy cerca de ellas, por eso no intentaremos hacer una recalada de noche con mal tiempo, dado que es probable que de equivocamos, no tengamos una segunda oportunidad, y terminemos contra las escolleras. Siempre que recalemos en un puerto por primera vez tratemos de programar nuestro arribo de día.
Sin lugar a dudas, la aparición del GPS ha significado una gran ayuda en la navegación, sin embargo no podemos dejar de señalar que de ningún modo sustituirá en un todo a las cartas tradicionales y a los datos obtenidos por las diversas ayudas a la navegación. No es conveniente confiar en forma absoluta nuestra seguridad al GPS, pues su funcionamiento depende de factores como el suministro eléctrico o el capricho de los propietarios de la red de satélites, el gobierno norteamericano, etc.
Además se deberá tener en cuenta que la posición que da el Navegador Satelital no es exacta ya que tiene incorporado un error que puede estar en el orden de cien metros o más y sobre todo, tengamos en cuenta que el trabajo de distinguir las luces del puerto o reconocer un faro seguirá siendo nuestro. Continuará...