miércoles, 5 de enero de 2011

AMARRADO Y CAUTIVO

Bienvenidos al primer encuentro de este 2011! Esperamos que a lo largo de este año sigamos teniendo el privilegio de captar vuestra atención.

Con el transcurso de los años todos hemos visto como se ha incrementado la cantidad de embarcaciones que navegan por el Delta. En nuestro país el parque náutico estimado asciende a unas 125 mil embarcaciones y si tenemos en cuenta que durante el año 2009 se matricularon 6.503 unidades, distribuidas de la siguiente manera: 2.997 botes y semirrigidos; 2.277 lanchas; 191 cruceros y 113 veleros, ya podemos percibir entonces el porque de la falta de amarras y camas.
Uno de los tantos temas tratados en el 2º Foro Nacional de la Náutica fue la estrategia, por parte de los municipios ribereños, para la planificación sobre como resolver el problema del déficit en el rubro amarras.

Oscar Siches, miembro del Comité Internacional de Marinas y del Comite de Superyates del ICOMIA, sostiene que las nuevas amarras dejaron de ser un "estacionamiento para barcos". En ellas deben existir: Servicios de apoyo y mantenimiento (varadero y taller), Servicios básicos (restaurante, despensa, vestuarios con duchas, WiFi, lugar de esparcimiento y un amplio sector de estacionamiento) y por último Amarras confortables (marinas y/o muelles, cornamusas, energía eléctrica y agua potable).
Ahora bien, si tomamos como parámetro las estadísticas que dicen que desde 2003, la producción crece ininterrumpidamente a una tasa del 23% anual, es de esperar que el año 2010 cierre con unas 8.000 embarcaciones matriculadas aproximadamente y para el 2011 con unas 10.000, es decir que en el lapso de dos años habrá casi 20.000 nuevas embarcaciones en el agua.

Como contracara de lo expuesto, hoy por hoy, muchos amarrista sucumben ante esta necesidad y pasan de ser clientes con derechos a ser cautivos de una "amarra", en la cual no siempre se prestan los servicios pubicitados y pactados, debiendo abonar por peines inestables, falta de calado (con el paso del tiempo por falta de mantenimiento), muelles inseguros, mala distribución de las amarras por las esloras (dificultad en la maniobra de atraque), palmeras frágilmente clavadas, marineros poco idóneos etc., etc., etc. haciendo que, a pesar de estar desconformes, estos nautas deban reformular su enojo ante la inseguridad de conseguir amarra en otros lares.
Instalada esta necesidad, algunos frentistas sobre canales la aprovecharon e hicieron lo suyo, iniciando un emprendimiento lucrativo con muy baja inversión. En fin, como acota siempre un vecino de amarra ante este tipo de circuntancias: "La náutica... es un problemón!!!"

Estimados colegas que tengan muy buenas travesías y hasta pronto!