lunes, 21 de septiembre de 2009

PLANA, REDONDA, ESFERICA o ... ? Parte I

Cada 12 de octubre en todas las escuelas los chicos hacen en sus cuadernos dibujos alusivos y escuchan la historia de un pobre Cristóbal Colón incomprendido, sosteniendo que la Tierra es redonda (esférica mejor dicho!) en medio de la incomprensión de su época mientras los Sabios de Salamanca se burlan de él, diciéndole en sus propias narices: "mire Colón, la Tierra en realidad es plana como un long play, o si usted lo prefiere, como un CD."
Seria interesante saber como se fraguó una historia semejante, y por que razón escolarmente se sigue sosteniendo esta mentira. Nadie discutió con Colón sobre la redondez de la Tierra, y menos los "Sabios de Salamanca". Estos señores que integraron la comisión que los Reyes de España formaron para evaluar el proyecto de Colón, eran ni más ni menos que algunos de los mejores cartógrafos, geógrafos y astrónomos de la época. Y todos ellos no solo sabían que la Tierra era esférica, y lo sabían muy bien, sino que tenían una idea aproximada del tamaño del globo terráqueo. Ni siquiera era una idea nueva. Hacia dos mil años que la esfericidad de la Tierra era un hecho corrientemente aceptado. Figuraba en las antiguas cosmogonías griegas y formaba parte del sistema que Aristóteles elaboró hacia el año 350 antes de Cristo.
En cuanto al tamaño, un hombre de genio lo calculó por primera vez con precisión doscientos cincuenta años antes de nuestra era. Se llamaba Eratóstenes de Cirene. Eratóstenes, que había sido alumno de Arquímides, y trabajaba en la biblioteca de Alejandría oyó decir, y luego comprobó, que en Siena (actual Assuán, en el sur de Egipto) una varilla clavada verticalmente en el suelo no proyectaba sombra alguna el mediodía del 21 de marzo, lo cual significaba que el sol estaba alineado con la vertical que pasaba por Siena. Sin embargo, en Alejandría el mismo día y a la misma hora, una varilla vertical si proyectaba la sombra; es decir: el sol estaba inclinado respecto a la vertical que pasaba por Alejandría. Una inclinación de siete grados. Eratóstenes dedujo que la inclinación solo podía deberse a la curvatura de la Tierra entre las dos ciudades y demostró matemáticamente que si siete grados equivalían a los ochocientos kilómetros que separaban a ambas ciudades, trescientos sesenta grados (es decir, la circunferencia completa de la Tierra) debían equivaler a unos cuarenta mil kilómetros. La cifra que obtuvo fue extraordinariamente próxima a la aceptada actualmente (40.067 kilómetros). Continuará...