miércoles, 1 de junio de 2011

TRAVESIA: PARANA x 3 parte II

… Nuevamente con luz de navegación y reflector enfilamos hacia las marinas donde nos recibió muy atentamente Mario, el sereno de la guardería, quien controló las maniobras de atraque y luego se despidió.

Martes 10 de mayo de 2011: Hoy el Club se tomará su día de descanso semanal. Disponiendo de todo el complejo decidimos recorrerlo para ver los cambios realizados desde nuestra última visita (enero de 2009). Sorpresa mayúscula es la que nos llevamos al ver que habían desaparecidos los vestuarios, el balneario, las despensas, el camping con sus parillas, la mitad del muelle, el bar y el restaurante.
El trazado de nuevas calles, el tendido de una flamante red eléctrica y el parcelado del terreno para la construcción de cabañas, transformó lo que nosotros conocíamos en un nuevo barrio cerrado con guardería y amarras. Una recién construida edificación destinada a vestuarios y baños, que se encontraba cerrada, y la construcción de un nuevo galpón con capacidad para 300 embarcaciones, pronta a terminar, forman parte de las grandes novedades.

Con 23ºC y a puro sol un grupo de empleados del lugar, que esperaban por materiales para proseguir con sus tareas, sacaban un dorado tras otro del Guazú. Dado que lo nuestro no es la pesca y ya había pasado el mediodía, nos conformamos con algo de carne a la cacerola con guarnición. El resto del día transcurrió entre pesca, mate y los preparativos para la singladura del día siguiente. Por la noche, una tenue llovizna acobijó nuestro descanso.

Miércoles 11: Golpean el casco! Qué hora es…? A las 7:45 hs. un empleado de la guardería nos solicita que abandonemos la amarra de cortesía. El día arrancaba muy temprano y neblinoso. Tras desayunar soltamos amarras para dirigirnos a nuestro siguiente destino: Camping Las Tejas. Son las 9:30 hs., la niebla se mantiene densa y el termómetro marca 20ºC, así dejamos el Club de la Isla.

Un Guazú manso, salpicado con pequeñas islas de camalotes nos dió la bienvenida. Dos y media millas río arriba una boya cardinal E, que por la niebla solo logramos ver al estar muy cerca, nos señaliza un barco hundido justo frente a la boca del Pasaje Talavera. De aquí en más, el resto de la travesía sería río abajo, o sea buena velocidad crucero con pocas rpm y bajo consumo.
Al caer a babor ingresamos a este ancho río con tráfico mayormente mercante, que posee algunas amarras comerciales y un par de pesqueros sobre la margen izquierda.
Recorrimos cuatro millas para llegar a la boca del Canal Coronel Martín Irigoyen, donde viramos a babor. La niebla, aunque más alta, aún persistía.

Cortamos las plácidas aguas del canal a unos siete nudos de velocidad, escoltados en una buena parte del trayecto por la chata “Altair”. Los restos de las rampas de embarque/desembarque de la antigua balsa que se usaba para cruzar desde Zárate, antes de la construcción del Complejo, el cual nos viene acompañando por el flanco izquierdo, nos anuncia la eminente llegada al Paraná de las Palmas.

Con un sol tímido, mucha corriente y algunos remolinos, apenas pasamos por debajo del puente, enfilamos hacia la entrada de la bahía del camping que se encuentra sobre la margen izquierda del Paraná. Con muy buena profundidad (2,5 mts. promedio), a las 13 hs., ingresamos a un amplio espejo de agua calmo circundado por hermosas especies arbóreas cuyas hojas iban desde el color verde al rojizo, pasando por todas las gamas del ocre.
Si bien se siente la falta de muelles, marinas y conectores de energía eléctrica (solo dos), el corte abrupto de sus costas hace que estando a un metro de ellas se pueda sondear desde 1,80 a 2,00 mts. de profundidad, logrando de esta manera una relativamente fácil maniobra de desembarque. Cabe destacar que este nuevo servicio del parador aún se encuentra en desarrollo.
Felices de haber realizado una muy buena singladura, sin contratiempos ni desperfectos mecánicos en ninguno de los barcos, nos dedicamos a almorzar y disfrutar de una tarde con cielo totalmente despejado.

Jueves 12: Un día completo al aire libre con picnic incluido. Todo un día nos llevó recorrer Las Tejas, un camping que ofrece: varias playas de arena sobre el Paraná, dormis en vagones de ferrocarril, cabañas, camping, pista para cuatriciclos o camionetas cuatro por cuatro, kilómetros de senderos para trecking o avistaje de aves, etc. Quizá su atractivo singular sea un barco de características muy especiales (se encuentra encallado) que cuenta con 160 camarotes para hospedarse; en lo que fuese su bodega, el ferry posee un restaurante, un bar, la despensa, la cocina y baños.
Aunque fuera de temporada, el parador está muy bien atendido por Juan Carlos y un grupo de gente que los hará sentir como en casa.
Mañana por la mañana zarparemos con rumbo a Escobar y aunque todavía faltan tres días de travesía, ya se empieza a sentir el desasosiego del final. Por lo pronto nos vamos a dormir, mañana será otro día…

Continuará…