Nos alegra estar de vuelta con ustedes compartiendo otra travesía más y haciéndoles llegar, desde este humilde lugar, las muy variadas opciones que nos propone nuestro vasto delta. Aprovechando este único y muy especial feriado... ja, cualquier motivo es bueno... nos hicimos al río con destino a la tercera sección del delta.
A primerísima hora de la tarde nos encontrábamos ingresando al Paraná Mini en donde viramos a estribor. Dos millas náuticas después de haber pasado el acceso al Complejo Náutico Aulicino, sobre la banda de babor, nos sorprendió la boca del Canal Gobernador Arana.
Aunque tanto en el nacimiento como en la desembocadura de este muy recto canal se encuentran sendos juncales que van desde la costa NW hacia el medio del mismo, es perfectamente navegable con una profundidad que oscila entre los seis y doce pies. A lo largo de sus cinco millas se puede apreciar una densidad poblacional importante, numerosas quintas, una iglesia y hasta un muelle dedicado a la venta de bebidas frías y cigarrillos a unos mil quinientos metros antes de llegar al Barca Grande.
Arribamos al Barca y navegamos río abajo, dejando a babor el Aº Correntoso primero y poco después esta caudalosa vía navegable para adentrarnos en el Arroyo La Barquita. Imposible equivocarse, sobre estribor el destacamento de Policia marca la entrada al arroyo que algunos cientos de metros después cobra una anchura de unos 150 metros aproximadamente, importante el arroyo!
Dejando la primer curva atrás ya se respira otro aire, se vive otro ámbito. Gente cordial que saluda amablemente, varias bucetas acondicionadas para la pesca pintadas de amarillo marplatense y algunas otras joyitas navales.
Habiendo navegado treinta y tres millas náuticas desde el Luján y el Canal Arias, antes de llegar a la desembocadura con el Río de la Plata, un puñado de islotes y juncales disminuyen los efectos de los fuertes vientos del SE, en el caso de que estos existieran.
Un fondo firme permite un borneo seguro y unos flexibles sauces en ambas márgenes el cobijo de vientos del NE y/o SW. Unos ocho pies de diferencia entre el lecho y la superficie hacen que esta profundidad resista cualquier marea de sicigia (bajamares más bajas que las promedio).
Concluyendo: Debido a la distancia es un fondeadero ideal para cuando se presentan fines de semana largos, descongestionando así los lugares comunmente frecuentados. Las embarcaciones de poco calado podrán, sin precaución de éste, incursionar en paseos de placer o pesca por el Riopla utilizando las canaletas demarcadas por los vaqueanos. Estimados colegas, si esto no es un "SPA", el spa náutico donde está?... ah, y además es gratuito y natural!
Esperamos haber sido lo suficientemente claros en la descripción del derrotero y del paraje. No obstante, ante cualquier duda contáctense con nosotros que a la brevedad les ofreceremos toda la info que poseemos.
Buenas travesías y naveguen prudentemente. Cuiden a su tripulación y a sus embarcaciones. Hasta la próxima salida!
miércoles, 29 de febrero de 2012
miércoles, 15 de febrero de 2012
A VILLA PARANACITO DE VACIONES (parte última)
Bienvenidos a la última parte de esta travesía aventurera que tenía programada llegar a Gualeguaychú y que, entre el nortazo constante, la poca amplitud entre la plea y la baja y la pérdida de días esperando el agua que nunca llegó, se vió frustrada... por ahora!
El sábado 21, a primera hora de la mañana, el Bonanza zarpaba hacia Tigre y nosotros deliberábamos entre dos destinos probables: Río Negro o Ibicuy. Para el segundo, contábamos a favor con la cercanía pero carecíamos de data suficiente, pues nunca habíamos navegado hasta ahí y no sabíamos con que nos encontraríamos. Nos decidimos entonces por la primer opción, siempre y cuando encontráramos un paso al río Uruguay que nos librara de bajar hasta el Paraná Bravo. Nos resultó divertido pensar en buscar una canaleta, al igual que lo hicimos en el Martínez, y por eso bajamos por el Gutierrez hasta el Uruguay.
El Gutierrez resultó muy profundo, ancho, rectilíneo y, en la primera mitad del recorrido, muy propicio para la pesca. Proliferan unos paradores (como se ve en la fotografía de la izquierda) que cuentan con una especie de quincho, una mesa con bancos y unos cuantos metros cuadrados limpios de terreno como para asentar una carpa; en los troncos de los árboles más antiguos se indica, mediante letreros visibles, el número de parador que seguramente desde las cercanías alguien administra. Navegamos 4,4 Mn esperando encontrar una isla que se ubicaba en medio del curso y al llegar descubrimos que el paso S/SE se encontraba totalmente obstruido (foto derecha), desde la isla hasta la costa, dejar la ínsula por estribor no revistió inconveniente alguno pues es suficientemente ancho y profundo.
Cinco millas después desembocábamos en un estuario. Ya sin relevamiento de calado en la carta, fuimos recostándonos sobre la costa que quedó a estribor, a unos cincuenta metros, y sondeando constantemente, la batimetría indicó profundidades que oscilaron entre los 7 y 24 pies de profundidad, este último valor correspone a la boca.
Seguimos por una canaleta natural, alejándonos de las plantas y navegando entre los camalotes que llevava la corriente del Gutierrez, hasta que la eco marcó los 5 pies. Fondeamos y bajamos para intentar hacer lo mismo que antes, allá por el Aº Ñancay, en el río Uruguay, pero la corriente era muy fuerte. Hicimos firme un cabo a la bita del Palometa, al cual le unimos otro, con el objeto de poder caminar con la esperanza de encontrar mayor profundidad. Intempestivamente el viento cambia y la superficie del río también, las ráfagas se incrementan y la incomodidad a bordo también. Levamos ancla y nos dirigimos al estuario en búsqueda de cobijo, esperando la noche y el repunte del agua del día siguiente.
Anoche amagó pero sólo quedo en eso... un amague. Volvimos sobre nuestro track hasta adonde habíamos fondeado el día anterior y la eco clavaba unos inexorables cinco pies, otro día esperando el repunte. Estabamos a unos pocos metros de la boya del canal, como haciendo desear a un chico con golosinas el Uruguay nos volvía a provocar. Esperamos todo el día pero la pleamar no fue suficiente para zafar así que, al atardecer, nuevamente nos dirigimos a instalarnos en el estuario. Coronamos el día cocinando unos bifecitos al romero y unas papas rústicas, pero... ups, nos quedamos sin gas!!! Gracias al benemérito calentador pudimos cenar y festejar por tan buen viaje.
Lunes 23: Hay un frente de tormenta dándonos vuelta desde el sábado a la noche. Decidimos volver al Cl. Galofré por las dudas. Entrada la noche y mientras colocábamos las chubasqueras se nos acerca el dueño de la propiedad en cuyo frente fondeamos siempre, a estas alturas casi amigos, para alertarnos sobre la tormenta, con fuertes rágas de viento, que se aproximaba. Nos describió las cualidades y bondades del Aº Negro por las dudas tuviésemos que guarecernos. A media noche se desató el temporal. El viento soplaba muy fuerte y nos hizo garrear dos veces. Con el riesgo que implicaba estar tan cerca de los árboles y del muelle, junto a mi primer oficial que desarrollaba la tarea de vigía, pues no se veía nada por el vendaval, nos mudamos al arroyo. Tarea algo complicada por encontrarse en la boca una punta aguda de tierra y raices en una costa y en la otra una planta cuyo tronco trunco emergía amenazante cuando las rachas de través nos abatían contra él.
El pesto se había declarado y duró toda la noche. Rafagas fuerte de viento nos convencieron de instalar la alarma de garreo del GPS por si el barco se iba de paseo mientras cabeceábamos o nos quedábamos dormidos. Los nudos que se pueden ver en la foto de la Eagle corresponden al baile del Palometa. Ya está aclarando. Ahora se pueden ver los efectos del viento sobre la lluvia. A las 9 hs., ya sin llover y con vientos de 10/15 Nudos/h, dejamos el arroyo con rumbo al Aº Cucharas. Allí almorzamos y, dada la noche pasada, la jornada se interrumpiría por una siesta justamente solicitada. De repente, sintiendo lo que un recluso de la Bastilla sufriera mientras lo sometian en el potro, nos despertamos sobresaltados chupados por un paquetón (buque de ultramar) que por suerte solo hizo crugir las ramas a las que estábamos amarrados.
Pusimos proa al Miní y aprovechando que contábamos con un día más, pasamos a saludar amigos. El sábado 28, alrededor del medio día, emprendimos la vuelta. El canal 4 contaba con extensas playas en sus costas, se esperaba la plea para las 14:00hs., pero una vez más no fue suficiente. Arribamos a la amarra a las 15 hs. teniendo que dejar el barco en el canal, recién para las 02:30 del domingo pudimos entrarlo.
Amigos navegantes, a pesar de los inconvenientes y de no haberse cumplido el itinerario programado, lejos de nosotros está la frustración. Hemos descubierto nuevos parajes, navegado ríos desconocidos y sondeado canaletas con el afán de encontrar un paso al Uruguay. No cambiaríamos estas vacaciones por nada del mundo, conocimos nuevos amigos, visitado a otros y compartido experiencias, charlas, descanso, asados y navegación con los de siempre.
Esperamos hayan disfrutado este relato tanto como nosotros y como siempre les sugerimos: conozcan el delta, naveguen más allá de la vez anterior. No se arrepentirán!
El sábado 21, a primera hora de la mañana, el Bonanza zarpaba hacia Tigre y nosotros deliberábamos entre dos destinos probables: Río Negro o Ibicuy. Para el segundo, contábamos a favor con la cercanía pero carecíamos de data suficiente, pues nunca habíamos navegado hasta ahí y no sabíamos con que nos encontraríamos. Nos decidimos entonces por la primer opción, siempre y cuando encontráramos un paso al río Uruguay que nos librara de bajar hasta el Paraná Bravo. Nos resultó divertido pensar en buscar una canaleta, al igual que lo hicimos en el Martínez, y por eso bajamos por el Gutierrez hasta el Uruguay.
El Gutierrez resultó muy profundo, ancho, rectilíneo y, en la primera mitad del recorrido, muy propicio para la pesca. Proliferan unos paradores (como se ve en la fotografía de la izquierda) que cuentan con una especie de quincho, una mesa con bancos y unos cuantos metros cuadrados limpios de terreno como para asentar una carpa; en los troncos de los árboles más antiguos se indica, mediante letreros visibles, el número de parador que seguramente desde las cercanías alguien administra. Navegamos 4,4 Mn esperando encontrar una isla que se ubicaba en medio del curso y al llegar descubrimos que el paso S/SE se encontraba totalmente obstruido (foto derecha), desde la isla hasta la costa, dejar la ínsula por estribor no revistió inconveniente alguno pues es suficientemente ancho y profundo.
Cinco millas después desembocábamos en un estuario. Ya sin relevamiento de calado en la carta, fuimos recostándonos sobre la costa que quedó a estribor, a unos cincuenta metros, y sondeando constantemente, la batimetría indicó profundidades que oscilaron entre los 7 y 24 pies de profundidad, este último valor correspone a la boca.
Seguimos por una canaleta natural, alejándonos de las plantas y navegando entre los camalotes que llevava la corriente del Gutierrez, hasta que la eco marcó los 5 pies. Fondeamos y bajamos para intentar hacer lo mismo que antes, allá por el Aº Ñancay, en el río Uruguay, pero la corriente era muy fuerte. Hicimos firme un cabo a la bita del Palometa, al cual le unimos otro, con el objeto de poder caminar con la esperanza de encontrar mayor profundidad. Intempestivamente el viento cambia y la superficie del río también, las ráfagas se incrementan y la incomodidad a bordo también. Levamos ancla y nos dirigimos al estuario en búsqueda de cobijo, esperando la noche y el repunte del agua del día siguiente.
Anoche amagó pero sólo quedo en eso... un amague. Volvimos sobre nuestro track hasta adonde habíamos fondeado el día anterior y la eco clavaba unos inexorables cinco pies, otro día esperando el repunte. Estabamos a unos pocos metros de la boya del canal, como haciendo desear a un chico con golosinas el Uruguay nos volvía a provocar. Esperamos todo el día pero la pleamar no fue suficiente para zafar así que, al atardecer, nuevamente nos dirigimos a instalarnos en el estuario. Coronamos el día cocinando unos bifecitos al romero y unas papas rústicas, pero... ups, nos quedamos sin gas!!! Gracias al benemérito calentador pudimos cenar y festejar por tan buen viaje.
Lunes 23: Hay un frente de tormenta dándonos vuelta desde el sábado a la noche. Decidimos volver al Cl. Galofré por las dudas. Entrada la noche y mientras colocábamos las chubasqueras se nos acerca el dueño de la propiedad en cuyo frente fondeamos siempre, a estas alturas casi amigos, para alertarnos sobre la tormenta, con fuertes rágas de viento, que se aproximaba. Nos describió las cualidades y bondades del Aº Negro por las dudas tuviésemos que guarecernos. A media noche se desató el temporal. El viento soplaba muy fuerte y nos hizo garrear dos veces. Con el riesgo que implicaba estar tan cerca de los árboles y del muelle, junto a mi primer oficial que desarrollaba la tarea de vigía, pues no se veía nada por el vendaval, nos mudamos al arroyo. Tarea algo complicada por encontrarse en la boca una punta aguda de tierra y raices en una costa y en la otra una planta cuyo tronco trunco emergía amenazante cuando las rachas de través nos abatían contra él.
El pesto se había declarado y duró toda la noche. Rafagas fuerte de viento nos convencieron de instalar la alarma de garreo del GPS por si el barco se iba de paseo mientras cabeceábamos o nos quedábamos dormidos. Los nudos que se pueden ver en la foto de la Eagle corresponden al baile del Palometa. Ya está aclarando. Ahora se pueden ver los efectos del viento sobre la lluvia. A las 9 hs., ya sin llover y con vientos de 10/15 Nudos/h, dejamos el arroyo con rumbo al Aº Cucharas. Allí almorzamos y, dada la noche pasada, la jornada se interrumpiría por una siesta justamente solicitada. De repente, sintiendo lo que un recluso de la Bastilla sufriera mientras lo sometian en el potro, nos despertamos sobresaltados chupados por un paquetón (buque de ultramar) que por suerte solo hizo crugir las ramas a las que estábamos amarrados.
Pusimos proa al Miní y aprovechando que contábamos con un día más, pasamos a saludar amigos. El sábado 28, alrededor del medio día, emprendimos la vuelta. El canal 4 contaba con extensas playas en sus costas, se esperaba la plea para las 14:00hs., pero una vez más no fue suficiente. Arribamos a la amarra a las 15 hs. teniendo que dejar el barco en el canal, recién para las 02:30 del domingo pudimos entrarlo.
Amigos navegantes, a pesar de los inconvenientes y de no haberse cumplido el itinerario programado, lejos de nosotros está la frustración. Hemos descubierto nuevos parajes, navegado ríos desconocidos y sondeado canaletas con el afán de encontrar un paso al Uruguay. No cambiaríamos estas vacaciones por nada del mundo, conocimos nuevos amigos, visitado a otros y compartido experiencias, charlas, descanso, asados y navegación con los de siempre.
Esperamos hayan disfrutado este relato tanto como nosotros y como siempre les sugerimos: conozcan el delta, naveguen más allá de la vez anterior. No se arrepentirán!
Publicado por Jorge Volz
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miércoles, 8 de febrero de 2012
A VILLA PARANACITO DE VACACIONES (Parte II)
Aquí estamos nuevamente con otro capítulo de esta nueva travesía… ¡Que la disfruten!
A las 19:45 hs. del mismo martes 17 Susana, propietaria de la hostería, nos daba la bienvenida al complejo e inmediatamente nos pusimos al corriente de las novedades y mejoras realizadas. La última visita a Rose Marie databa de enero del 2008.
A continuación nos dedicamos a poner los mosquiteros del cockpit, encender un par de espirales, decidir que se iba a cenar e instrumentar los medio para cocinar pizza a la parrilla (una de las especialidades de ENDT). La parrilla junto al muelle y a una mesa, los barcos y el río, una brisa fresca y unas cuantas latitas de cerveza… un paraíso.
El miércoles nos dedicamos a poner en orden, chequear las embarcaciones y seguir disfrutando de la hostería. Luego se nos ocurrió que podríamos cruzarnos al Uruguay por la canaleta que sale a la altura del Aº Ñancay, y aunque nos habíamos informado a través de nuestros amigos de Náutica y Gps, decidimos consultar a Carlos (propietario de Rose Marie, marido de Susana y guía de pesca de la zona), nadie mejor que él para confirmar la data que teníamos y asesorarnos en relación al calado y la marea. Aunque el pronóstico mareológico era poco alentador, calculamos nuestra derrota, cargamos algunos waypoints y nos preparamos para zarpar al día siguiente.
Jueves 19: A media mañana dejamos el muelle, realizamos la prueba de VHF (canal 68, el que utilizamos siempre) y pusimos proa hacia la boca del Aº Martínez la cual alcanzamos a poco de navegar, una media milla, y viramos a babor. Las recomendaciones de Carlos, al entrar al Uruguay, eran sencillas y contundentes: “Navegar paralelos a la costa a unos cincuenta metros de distancia hasta el Aº Ñancay y allí caer a estribor con rumbo 90º. Tendrán en frente la boya del km. 34,5 del Uruguay y entrarán al Canal Márquez”. Si encontrábamos la canaleta y el calado era suficiente, había estado soplando viento N franco desde hacía algunos días, era factible que nos acercáramos hasta el Río Negro (ROU) y luego, quizá, a Gualeguaychú.
Hasta el Ñancay no tuvimos problemas salvo por un corto trayecto en donde la eco marcó 4,2 pies, el Palometa cala 1,20 mts. En el primer tramo de la canaleta navegamos con 30/45 cm. de agua bajo la quilla hasta que nos varamos. Me bajé y caminé alrededor del barco en espiral hasta que encontré nuevamente el paso y con la ayuda del capitán del Bonanza lo encausamos en el mismo. Este procedimiento se repitió tres veces hasta que ya no existía canaleta, en un perímetro de doscientos metros alrededor del barco la profundidad era de 3,8 pies. No había más que hacer, por suerte el viento estaba calmo y el cielo nublado. Nos comunicamos a través del canal 10 con la Hostería Rose Marie para ponerlos al tanto de nuestra situación y luego hicimos lo propio con PNA Paranacito (L5Z – Canales 16-9-12-14-15) y con Control Palmira (CWC 31 – Canales 16-9-11-13-21) a los efectos de conseguir la actualización del pronóstico mareológico.
Desde las 12:30 hasta las 22:15 hs. estuvimos pegados al fondo arenoso del Uruguay, pero como todo tiene su lado bueno, este río de aguas claras nos regaló el mejor atardecer del que tuviésemos memoria y para aprovecharlo hasta lo último, es que decidimos hacer noche allí mismo. A las 24:00 hs. nos volvimos a varar con la proa mirando al S y una hora después el viento cambió y empezó a soplar del E, lo que provocaba una marejada de través haciendo despegar el casco del fondo con la cresta y caer abruptamente hasta sentir el contacto con la arena del fondo durante el seno de la ola. Organizamos guardias para prevenir cualquier eventualidad, aunque en realidad nada podía pasar.
Está amaneciendo y bajo la quilla volvió a haber agua. El sol está saliendo y tiñe de un pálido amarillo el río y nuestras embarcaciones. El espectáculo es majestuoso. Unos buenos mates, unas cuantas fotos y a las 7:30 hs. del viernes partíamos para el Gutiérrez a despedir al Bonanza de esta singular travesía.
Pero nosotros seguimos… con la caprichosa idea de no bajar hasta el Paraná Bravo para salir al Uruguay es que exploramos otras alternativas que relataremos en nuestro próximo encuentro. Los esperamos entonces la semana que viene con más de esta travesía aventurera!
Continuará…
A las 19:45 hs. del mismo martes 17 Susana, propietaria de la hostería, nos daba la bienvenida al complejo e inmediatamente nos pusimos al corriente de las novedades y mejoras realizadas. La última visita a Rose Marie databa de enero del 2008.
A continuación nos dedicamos a poner los mosquiteros del cockpit, encender un par de espirales, decidir que se iba a cenar e instrumentar los medio para cocinar pizza a la parrilla (una de las especialidades de ENDT). La parrilla junto al muelle y a una mesa, los barcos y el río, una brisa fresca y unas cuantas latitas de cerveza… un paraíso.
El miércoles nos dedicamos a poner en orden, chequear las embarcaciones y seguir disfrutando de la hostería. Luego se nos ocurrió que podríamos cruzarnos al Uruguay por la canaleta que sale a la altura del Aº Ñancay, y aunque nos habíamos informado a través de nuestros amigos de Náutica y Gps, decidimos consultar a Carlos (propietario de Rose Marie, marido de Susana y guía de pesca de la zona), nadie mejor que él para confirmar la data que teníamos y asesorarnos en relación al calado y la marea. Aunque el pronóstico mareológico era poco alentador, calculamos nuestra derrota, cargamos algunos waypoints y nos preparamos para zarpar al día siguiente.
Jueves 19: A media mañana dejamos el muelle, realizamos la prueba de VHF (canal 68, el que utilizamos siempre) y pusimos proa hacia la boca del Aº Martínez la cual alcanzamos a poco de navegar, una media milla, y viramos a babor. Las recomendaciones de Carlos, al entrar al Uruguay, eran sencillas y contundentes: “Navegar paralelos a la costa a unos cincuenta metros de distancia hasta el Aº Ñancay y allí caer a estribor con rumbo 90º. Tendrán en frente la boya del km. 34,5 del Uruguay y entrarán al Canal Márquez”. Si encontrábamos la canaleta y el calado era suficiente, había estado soplando viento N franco desde hacía algunos días, era factible que nos acercáramos hasta el Río Negro (ROU) y luego, quizá, a Gualeguaychú.
Hasta el Ñancay no tuvimos problemas salvo por un corto trayecto en donde la eco marcó 4,2 pies, el Palometa cala 1,20 mts. En el primer tramo de la canaleta navegamos con 30/45 cm. de agua bajo la quilla hasta que nos varamos. Me bajé y caminé alrededor del barco en espiral hasta que encontré nuevamente el paso y con la ayuda del capitán del Bonanza lo encausamos en el mismo. Este procedimiento se repitió tres veces hasta que ya no existía canaleta, en un perímetro de doscientos metros alrededor del barco la profundidad era de 3,8 pies. No había más que hacer, por suerte el viento estaba calmo y el cielo nublado. Nos comunicamos a través del canal 10 con la Hostería Rose Marie para ponerlos al tanto de nuestra situación y luego hicimos lo propio con PNA Paranacito (L5Z – Canales 16-9-12-14-15) y con Control Palmira (CWC 31 – Canales 16-9-11-13-21) a los efectos de conseguir la actualización del pronóstico mareológico.
Desde las 12:30 hasta las 22:15 hs. estuvimos pegados al fondo arenoso del Uruguay, pero como todo tiene su lado bueno, este río de aguas claras nos regaló el mejor atardecer del que tuviésemos memoria y para aprovecharlo hasta lo último, es que decidimos hacer noche allí mismo. A las 24:00 hs. nos volvimos a varar con la proa mirando al S y una hora después el viento cambió y empezó a soplar del E, lo que provocaba una marejada de través haciendo despegar el casco del fondo con la cresta y caer abruptamente hasta sentir el contacto con la arena del fondo durante el seno de la ola. Organizamos guardias para prevenir cualquier eventualidad, aunque en realidad nada podía pasar.
Está amaneciendo y bajo la quilla volvió a haber agua. El sol está saliendo y tiñe de un pálido amarillo el río y nuestras embarcaciones. El espectáculo es majestuoso. Unos buenos mates, unas cuantas fotos y a las 7:30 hs. del viernes partíamos para el Gutiérrez a despedir al Bonanza de esta singular travesía.
Pero nosotros seguimos… con la caprichosa idea de no bajar hasta el Paraná Bravo para salir al Uruguay es que exploramos otras alternativas que relataremos en nuestro próximo encuentro. Los esperamos entonces la semana que viene con más de esta travesía aventurera!
Continuará…
Publicado por Jorge Volz
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miércoles, 1 de febrero de 2012
A VILLA PARANACITO DE VACACIONES
Que gusto volverlos a encontrar después de tanto tiempo, pero una licencia anual es justa y necesaria. Como es habitual en nosotros, siempre nos reconforta vacacionar a bordo y para despuntar el vicio, esta vez pusimos proa a Villa Paranacito.
Dos vecinos de amarra nos siguieron, una vez más, y hacia allá partimos el domingo 15 de enero de 2012 a las 6:45 hs. con condiciones meteorológicas inmejorables. Remontamos el Cl. Arias hasta el Paraná de las Palmas, viramos a babor hasta el Carabelas y remontamos este hasta el Cl. Alem, poniéndole fin así a la primera singladura, pues allí nos esperaban Estela y Néstor. Arribamos a la Quinta Santa Marta a las 11:45 hs. y luego de las maniobras de atraque, que llevaron más tiempo de lo esperado por la pronunciada bajamar, fuimos homenajeados con una muy abundante picada, cerveza bien fría y una entretenidísima charla de la que surgió, sorpresivamente, que los tres varones sentados a esa misma mesa habíamos compartido destino de “colimba” en la Base Naval de Puerto Belgrano.
Por la tarde, un servicio de afinado al generador mientras todos compartíamos mate y pan casero, un bañito reconfortante para bajar la temperatura corporal y por la noche: asado de cerdo con ensalada de papa y huevo. Nuestros anfitriones no dejaron de agasajarnos ni de hacernos sentir como en casa durante toda nuestra estadía en su isla.
Al día siguiente, luego de despedirnos de estos generosos amigos, a las 8:45 hs. y con perspectivas de otro día caluroso, seguimos remontando el Carabelas. Es importante mencionar que todo el Carabelas es perfectamente navegable, pues su profundidad oscila entre los ocho y veinticuatro pies, que es bastante poblado y en su confluencia con el Cl. Alem 1º sección se encuentra un recreo, surtidor y proveeduría (incluye carnicería) llamado Blondeau que cuenta también con amarras (muelle) a $10 por día.
Son las once menos diez de la mañana y casi llegamos a la boca del Guazú. Es imprescindible recostarse sobre la costa que nos queda a estribor, todo lo que el calado de nuestra embarcación nos lo permita, antes de dejar el Carabelas para evitar el banco que se encuentra en medio de la boca. Bajamos por el Guazú hasta el Paraná Bravo, dejando la boya cardinal W por estribor, y de allí hasta el Gutiérrez en donde viramos a babor. Arribamos a las 12:30 hs. a esta caudalosa vía navegable que nos ofrecía una frondosa arboleda sobre la costa W, una atractiva tentación para fondear, dada la hora. Sin más, decidido democráticamente por votación, creo que lo fresco del lugar influyó, decidimos poner fin a nuestro segundo día de navegación. Desde allí solo nos separaban 8,7 Mn de Villa Paranacito y 15,3 Mn de nuestro destino final: la Hostería Rose Marie, o al menos eso pensábamos…
El martes 17 amaneció caluroso, a las 10 hs. la estación meteorológica marcaba 27ºC, con viento de 6 nudos y rachas de 11,5 proveniente del NE, por tal motivo la salida se demoró hasta las 16:45 hs. Cobramos el fondeo y enfilamos hacia el Canal Pedro Galofré, en cuya boca se encuentra el destacamento de PNA “Nuevo Canal”, y lo remontamos para continuar por el Canal San Martín. Una recomendación a tener en cuenta: luego del Aº Brazo Largo este canal reduce su calado a unos 6,5 pies durante unos 1500/1800 mts., se recomienda mantener el curso por el medio.
Antes de llegar a Villa Paranacito, en el surtidor de Don Carlos Schaaber (33 45 261S / 58 39 117W) que atiende de lunes a sábados de 8 a 12 y de 15 a 19 hs., repostamos el combustible consumido y continuamos viaje. A poco de navegar, a las 18:20 hs., nos encontramos de frente con este agradable paraje que mostraba a muchos de sus habitantes tomando mate sobre la costanera. Viramos a estribor y continuamos por el Río Paranacito y luego por el Arroyo Sagastume Chico hasta el Arroyo Martínez, ambos con una profundidad que oscila entre los 10 y los 15 pies, en donde volvimos a virar a estribor para ir en busca de la Hostería Rose Marie.
IMPORTANTE: Según personal del destacamento policial de islas de Villa Paranacito y nuestra propia observación, han retirado ese famoso tronco que coronaba la confluencia de los últimos dos arroyos mencionados.
Continuará…
RECTIFICACIÓN al 2/4/2015:
En el día de la fecha hemos notado con sorpresa que el banco que presentaba la desembocadura del Carabelas al Guazú, el cual describíamos oportunamente, ha variado su posición. Ahora para ingresar al Paraná Guazú se deberá pasar a cuatro o cinco metros de los juncos que nos quedan a babor y enfilar a un árbol con forma triangular que se destaca de la vegetación que se encuentra en frente, en la Isla del Dorado. El resto de la boca se encuentra embancada con unos 20 cms. de sedimento flojo superficialmente y más abajo barro firme en una longitud de 60 a 80 metros de longitud. Cuidado!
Publicado por Jorge Volz
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