miércoles, 22 de junio de 2011

La PROEZA de la BARCA IPORÁ

El domingo 5 de junio, navegando de regreso por el Arias, nos cruzamos con una flota de Grandjeans que navegaba a lo ancho del canal. Descubrimos a dos amigos nuestros que formaban parte de la escuadra y, al consultarlos a cerca de tal evento, nos contaron que se trataba de la despedida del Iporá. A partir de allí, nuestra curiosidad despertó y comenzamos a investigar.


Resulta que Ernesto (el capi) y Graciela (su 1er. Oficial) tienen pensado navegar hasta Brasil, si… hasta Brasil! Parece que todo comenzó en el año 2008 cuando volvieron navegando de Cuiabá en el Guaraní, un velero Microtoner al que habían llevado por tierra desde su lugar de residencia (Ezeiza) hasta la capital de Mato Grosso. Luego de recorrer más de 3500 km. con el barquito en el trailer lo botaron en el río Cuiabá y de allí bajaron hasta San Isidro, atravesando el Gran Pantanal. Fue en ese viaje que se dieron cuenta de lo extraordinario de la región y que ameritaba, el enorme esfuerzo, de recorrerla también de ida.

Este derrotero lo realizarán en un Grandjean que denominaron barca porque consideraron que es más apto y menos presuntuoso, y también porque barca es femenino y como tal, más acogedor y amable.
Ernesto nos cuenta:
“Contamos con tres cuchetas, baño y espacio para cocinar, dinette, una buena capacidad de estiba, y buena comodidad para tres tripulantes. Mejoramos el tanque de agua, ahora contamos con uno nuevo de casi 230 lts, que nos permitirá una autonomía para 3 personas de unos 20 días, luego contamos con elementos para potabilizar agua, para el caso de algún problema que nos tenga aislados más tiempo.

La generación de electricidad esta reforzada con un grupo electrógeno Honda, que nos dará los 220v para utilizar a discreción herramientas eléctricas comunes y recargar las baterías de la video-cámara y cámara de fotos.

El combustible para el motor del barco, fue un capítulo aparte. Debemos alimentar un Toyota 2L, que nos pide algo de 4/5 Lts hora. De acuerdo a las incursiones que tendríamos que hacer en Mato Grosso, al norte de Corumbá, sabiendo que deberemos tener una autonomía de 1000 Km, la cuenta es clara, a bordo deberemos tener como mínimo 500 lts. de diesel. Para transportar esa cantidad el barco cuenta con tanques que suman 190 lts, llevamos en proa un tambor con 200 Lts, y el resto en bidones de 25 / 30Lts totalizando unos 535 lts.

Como motor auxiliar llevamos un fuera de borda de 20 hp de 4 tiempos, con 25 lts de nafta.
Para atender los problemas de navegación y por la falta de cartografía en varias zonas, repetiremos lo que hicimos con el Guaraní, llevamos cartas Google Earth, en JPG, con eso sobra para encontrar los atajos que muestran mejor el entorno, pues cuanto más angostos son los riachos, más atractivo se muestra el lugar y mejor se llega a la vida silvestre.

Un GPS nos irá mostrando los paralelos que vamos cortando al bajar las latitudes en la ida y al revés en la vuelta.
Los preparativos fueron muchos y sería tedioso enumerar cada uno de ellos, además de contar con soluciones particulares que admitirían otros recursos.

Es indispensable hacer notar que todo, no se hizo solo, sin la ayuda de mi familia, esposa e hijos esto hubiera sido imposible.”


Como verán, el hombre sabe de lo que habla. Con solo un desperfecto menor en el alternador, ya llevan recorridos algo así como aproximadamente 450 kms. y al cierre de la presente, según lo informado por la Barca Iporá, ya se encontraban en cercanías de la Ciudad de Diamante – Entre Ríos. Felicitaciones y muy buena travesía Graciela y Enrique!!!

Para aquellos interesados en curiosear, pormenorizadamente, los preparativos previos a la zarpada y el estado actual de este proyecto, les dejo el link donde podrán hacerlo: Crucero Iporâ

Estimados colegas, nos despedimos hasta la próxima y recuerden navegar con precaución!

miércoles, 8 de junio de 2011

TRAVESIA: PARANA x 3 última parte

Viernes 13 de mayo de 2011: Son las 8:30 hs. Por la niebla no se alcanza a ver el Paraná que sólo está a cien metros de la amarra. Unos mates calentitos y a empezar con las maniobras previas a zarpar. Desabrochamos y enrollamos cenefas, secamos la carroza, parabrisas y cubierta. Calentamos agua para almacenar en el termo para próximos mates y ponemos en marcha los barcos, soltamos algunas amarras y de pronto… el motor del Bonanza se planta!

Nos miramos con Claudio y ninguno se animó a hablar... Nuevamente le dió arranque y arrancó pero con muy poca presión de aceite. Casi por reflejo cortó inmediatamente la ignición. Extrajimos el lubricante que tenía y lo reemplazamos por nuevo gracias a un remisero, el cual contactó la gente del camping, que nos trajo el aceite desde Zárate.
Ya en marcha y con buena presión, creímos conveniente recalcular el resto de la travesía y realizar el trayecto desde Zárate a Tigre en una sola singladura. Por unanimidad decidimos, con muy buen ánimo, quedarnos en Las Tejas hasta el domingo.

La tarde lluviosa nos sirvió para pasar el material fotográfico de las cámaras a la compu y ponerlo en orden (más de 300 tomas). El ocaso se combinó con café y continuó con pizzas en el resto del Don Carlos, así coronábamos un día que había empezado mal pero que en muy buena compañía logramos revertir.


Sábado 14: El día comienza tarde y con las últimas gotas de una llovizna iniciada durante la madrugada. Rápidamente mejora, se despeja y el sol calienta la playa. Conseguimos un quincho con parrilla a diez metros del agua, un paraíso. Arrancamos al medio día con pollo y el atardecer nos sorprendió con fuego y unas hamburguesas caseras; en el medio, pesca, charla, risas y tranquilidad. Un día magnífico!


Domingo 15: A las 9:00 hs. ya estábamos todos en los cockpits esperando que levantara la niebla para zarpar. El sol calienta rápido y la bruma se va disipando, a las 11:15 hs. cobramos cabos y ponemos proa hacia Tigre con viento suave del E. El Paraná de las Palmas está planchado aunque se esperan vientos moderados del S/SE.


Aprovecho para lavar la cubierta antes de la rotación del viento y del cabeceo lógico por el oleaje, pero no termino a tiempo. A la altura de Vuelta de Campana empezamos a tener viento de “jeta”, me apuro y termino. Cuando llegamos a Escobar, entre los 9 knts. de velocidad y el cabeceo, el motor va cobrando temperatura. Se deberá tener en cuenta que el Palometa al tener el motor en proa también tiene la toma de agua allí y que con cada cabeceo el casco se despega del agua dejando la toma fuera del líquido elemento, produciendo burbujas de aire en el sistema de refrigeración. Por otro lado al Bonanza le está pasando lo mismo..


Estamos casi en la boca del Leber. Decidimos entrar para evitar que siga aumentando la temperatura que para ese entonces ya estaba por los 80º C y en aumento. Durante 45’ y unos cuantos mates nos encontramos abarloados en un muelle que gentilmente nos cedió un vecino del arroyo.
Retomamos la marcha con la temperatura normal del agua del motor y una hora más tarde estos increíbles nueve días habían pasado a ser un anecdotario entre amigos nautas y vecinos de amarra.

Conclusión:
El confeccionar un derrotero que tuvo en cuenta las circunstancias que podíamos atravesar, dado el estado de ablande en que se encontraba nuestro motor, fue muy acertado.
La compañía adecuada marcó la diferencia entre querer rápidamente volver a planear algo juntos u “ojalá se repita”.
Logramos una velocidad promedio de 5/6 nkts., recorrimos casi 80 millas náuticas en 15 horas y fracción, y tuvimos un consumo de casi ochenta litros. Un verdadero éxito.

Estimados nautas amigos, agradecemos el haber compartido esta travesía con nosotros y los liberamos, QAP hasta el próximo encuentro. “Vivan el paraiso, naveguen por el Delta”

miércoles, 1 de junio de 2011

TRAVESIA: PARANA x 3 parte II

… Nuevamente con luz de navegación y reflector enfilamos hacia las marinas donde nos recibió muy atentamente Mario, el sereno de la guardería, quien controló las maniobras de atraque y luego se despidió.

Martes 10 de mayo de 2011: Hoy el Club se tomará su día de descanso semanal. Disponiendo de todo el complejo decidimos recorrerlo para ver los cambios realizados desde nuestra última visita (enero de 2009). Sorpresa mayúscula es la que nos llevamos al ver que habían desaparecidos los vestuarios, el balneario, las despensas, el camping con sus parillas, la mitad del muelle, el bar y el restaurante.
El trazado de nuevas calles, el tendido de una flamante red eléctrica y el parcelado del terreno para la construcción de cabañas, transformó lo que nosotros conocíamos en un nuevo barrio cerrado con guardería y amarras. Una recién construida edificación destinada a vestuarios y baños, que se encontraba cerrada, y la construcción de un nuevo galpón con capacidad para 300 embarcaciones, pronta a terminar, forman parte de las grandes novedades.

Con 23ºC y a puro sol un grupo de empleados del lugar, que esperaban por materiales para proseguir con sus tareas, sacaban un dorado tras otro del Guazú. Dado que lo nuestro no es la pesca y ya había pasado el mediodía, nos conformamos con algo de carne a la cacerola con guarnición. El resto del día transcurrió entre pesca, mate y los preparativos para la singladura del día siguiente. Por la noche, una tenue llovizna acobijó nuestro descanso.

Miércoles 11: Golpean el casco! Qué hora es…? A las 7:45 hs. un empleado de la guardería nos solicita que abandonemos la amarra de cortesía. El día arrancaba muy temprano y neblinoso. Tras desayunar soltamos amarras para dirigirnos a nuestro siguiente destino: Camping Las Tejas. Son las 9:30 hs., la niebla se mantiene densa y el termómetro marca 20ºC, así dejamos el Club de la Isla.

Un Guazú manso, salpicado con pequeñas islas de camalotes nos dió la bienvenida. Dos y media millas río arriba una boya cardinal E, que por la niebla solo logramos ver al estar muy cerca, nos señaliza un barco hundido justo frente a la boca del Pasaje Talavera. De aquí en más, el resto de la travesía sería río abajo, o sea buena velocidad crucero con pocas rpm y bajo consumo.
Al caer a babor ingresamos a este ancho río con tráfico mayormente mercante, que posee algunas amarras comerciales y un par de pesqueros sobre la margen izquierda.
Recorrimos cuatro millas para llegar a la boca del Canal Coronel Martín Irigoyen, donde viramos a babor. La niebla, aunque más alta, aún persistía.

Cortamos las plácidas aguas del canal a unos siete nudos de velocidad, escoltados en una buena parte del trayecto por la chata “Altair”. Los restos de las rampas de embarque/desembarque de la antigua balsa que se usaba para cruzar desde Zárate, antes de la construcción del Complejo, el cual nos viene acompañando por el flanco izquierdo, nos anuncia la eminente llegada al Paraná de las Palmas.

Con un sol tímido, mucha corriente y algunos remolinos, apenas pasamos por debajo del puente, enfilamos hacia la entrada de la bahía del camping que se encuentra sobre la margen izquierda del Paraná. Con muy buena profundidad (2,5 mts. promedio), a las 13 hs., ingresamos a un amplio espejo de agua calmo circundado por hermosas especies arbóreas cuyas hojas iban desde el color verde al rojizo, pasando por todas las gamas del ocre.
Si bien se siente la falta de muelles, marinas y conectores de energía eléctrica (solo dos), el corte abrupto de sus costas hace que estando a un metro de ellas se pueda sondear desde 1,80 a 2,00 mts. de profundidad, logrando de esta manera una relativamente fácil maniobra de desembarque. Cabe destacar que este nuevo servicio del parador aún se encuentra en desarrollo.
Felices de haber realizado una muy buena singladura, sin contratiempos ni desperfectos mecánicos en ninguno de los barcos, nos dedicamos a almorzar y disfrutar de una tarde con cielo totalmente despejado.

Jueves 12: Un día completo al aire libre con picnic incluido. Todo un día nos llevó recorrer Las Tejas, un camping que ofrece: varias playas de arena sobre el Paraná, dormis en vagones de ferrocarril, cabañas, camping, pista para cuatriciclos o camionetas cuatro por cuatro, kilómetros de senderos para trecking o avistaje de aves, etc. Quizá su atractivo singular sea un barco de características muy especiales (se encuentra encallado) que cuenta con 160 camarotes para hospedarse; en lo que fuese su bodega, el ferry posee un restaurante, un bar, la despensa, la cocina y baños.
Aunque fuera de temporada, el parador está muy bien atendido por Juan Carlos y un grupo de gente que los hará sentir como en casa.
Mañana por la mañana zarparemos con rumbo a Escobar y aunque todavía faltan tres días de travesía, ya se empieza a sentir el desasosiego del final. Por lo pronto nos vamos a dormir, mañana será otro día…

Continuará…