Una circustancia desafortunada, a bordo de un barco, puede ser la caída al agua de un tripulante durante un temporal o habiendo marejada o navegando de noche…… una medida sabia y preventiva es que todos los tripulantes lleven colocados sus respectivos chalecos salvavidas en tales circunstancias. Más allá de estas eventuales condiciones, siempre, repito siempre se debe tener preparado el salvavidas circular con su correspondiente boya de autoencendido y 27,5 mts. de cabo flotante.
En el supuesto de que alguien cayese de la cubierta al agua y habiendo otras personas a bordo, el capitán de la embarcación dará la voz de alarma de “HOMBRE AL AGUA”. Acto seguido, de forma rápida y eficientemente, se arrojará el salvavidas con la boya de autoencendido o cualquier elemento flotante, lo más cerca posible del tripulante a rescatar, y se dispondrá a ejecutar la maniobra de rescate sin perderlo de vista. En caso de estar en una zona de tránsito intenso de embarcaciones, se recomienda realizar señales auditivas con toques largos repetidos de aprox. veinte segundo de duración cada uno.
Maniobra de hombre al agua:
Cuando esta maniobra se lleva a cabo con una embarcación a motor, se debe tener absoluta conciencia del peligro que significa la hélice de propulsión para el caído, en consecuencia, nunca dé marcha atrás. Con el objeto de evitar golpear al rescatado, realice la aproximación de la embarcación a éste a muy reducida velocidad y “CONTRA EL VIENTO”.
Bajo la premisa de que el accidentado quede a barlovento, cerca y de la misma banda del timonel, cuando el caído esté al través de la embarcación “APAGUE EL MOTOR”. Acérquele el bichero, arrójele un cabo o pesque el cabo flotante del salvavidas y condúzcalo hasta el acceso más cercano y cómodo para abordar.
Y como siempre predicamos: toda prevención es escaza cuando de seguridad se trata. Timonee con prudencia y respeto, disfrutando de su propia navegación. Viva el paraiso, navegue por el Delta!
Hasta la próxima...