Preparen café, mate, té o sirvanse un trago (dependiendo de la hora y los gustos) y arrimense a compartir esta nueva travesía con nosotros.
Habíamos preparado la partida para el miércoles 20 de junio a las ocho de la mañana pero, debido a la densa niebla, debimos postergarla. Con el apremio por la falta de agua, por el viento Norte que venía soplando desde el día anterior y la hora tabulada para la bajamar, la salida estuvo comprometida hasta último momento. Una vez sorteados estos inconvenientes iniciales entramos en el Luján a las 11:25 hs., listos a navegar las treinta millas náuticas que nos separaban de nuestro destino: Zárate.
Con una temperatura de 10ºC, una humedad del 75%, el cielo despejado y un viento de 8 nudos del N emprendimos la marcha mientras nos comunicábamos, a través del canal 68 de VHF, con el resto de la flota para ultimar detalles del encuentro en la confluencia del Cl. Arias y el Paraná de las Palmas.
La caravana se deslizó por las aguas del ancho río en perfecta armonía con el medio, con poco tráfico deportivo y algo del mercante. Las horas fueron transcurriendo rápidamente sin sentir la trepada del Paraná, en un abrir y cerrar de ojos estábamos pasando frente al puerto de Escobar, en otro parpadeo pasábamos por la boca del Canal 6 (Laurentino Comas) y enseguida nos cruzamos con la balza de Otamendi.
En la Vuelta del Tordillo un Custom fondeado, cuyo propietario se levantó de la mesa suspendiendo temporariamente su almuerzo y su acompañante femenino no dejó en ningún momento de leer el diario, nos hace distendidas señas sin esforzarse por hacerse entender. Al acercarnos comprendimos dos cosas: a) que necesitaba gasoil y b) que también era un buen momento para que nosotros hicieramos lo propio y nos dispusiéramos a comer.
Continuamos río arriba y en la Vuelta del Hinojo ya se alcanzaba a divisar Campana, que un par de millas después nos recibió con su emblemática chimenea de la cual brotaba una impecable llamarada en un abanico de colores que iba desde el amarillo hasta el rojo más intenso.
Dejamos atras Campana y la Vuelta del Este y a la altura del km. 100 nos topamos con el empujador y los pontones, repletos de contenedores, que tristemente protagonizara el incidente con el arenero argentino Río Turbio. Con el sol de frente, invadiendo los parabrisas, fuimos cayendo a estribor para recorrer la aproximadamente media milla náutica de playa del Camping Las Tejas, habíamos llegado...
A las 17 hs. estábamos amarrando en la bahía del Complejo, con 20ºC y sin viento de superficie. El promedio de 5,45 nudos de velocidad, alcanzados al navegar en carcanías a las costas con menor corriente, nos sorprendió y sin quererlo ya habíamos encontrado motivo sobrado para festejar y brindar en la cena.
Los días pasaron sin prisa pero con mucha actividad: safari fotográfico recorriendo los bosques del camping, asado playero, trecking por los varios kilómetros de senderos, pesca y mucho más. Todo transcurrió en un excelente ambiente de camaradería, con condiciones climática inmejorables para la época del año y con muchas ganas de pasarla bien. Lo único que faltó en esta travesía fue la luna llena, pero por haberle implorado a Selene, a cambio tuvimos dos hermosas cuarto crecientes entrando a la hora de la cena por nuestros cockpits.
Las condiciones de la mañana del sábado 23 eran ideales para el regreso, con una temperatura de 14ºC, viento moderado del N/NW y el cielo parcialmente cubierto, zarpamos. Habíamos calculado partir alrededor de las 11 hs. para arribar a Tigre aproximadamente a las 15 horas, hora fijada para la plea del día. Luego de despedirnos de nuestros anfitriones pusimos proa río abajo. Las millas desandadas corrian vertiginosamente para nuestras embarcaciones de desplazamiento.
Dejamos al Avatar en Escobar y pronto nos encontramos dejando el Luján y entrando al Villanueva, eran las 15:15 hs. y esta vez habíamos promediado los 7,04 nudos de velocidad.
Dejamos al Avatar en Escobar y pronto nos encontramos dejando el Luján y entrando al Villanueva, eran las 15:15 hs. y esta vez habíamos promediado los 7,04 nudos de velocidad.
Conclusiones: Esta nueva travesía había finalizado exitosamente desde todo punto de vista, táctico, logístico y social, y nosotros nos encontrábamos muy contentos por ello. Visitar lugares como el de donde venimos, en distintas épocas del año, es siempre descubrir sensaciones.
Esperamos que hayan disfrutado de este relato tanto como nosotros, aunque estar allí nunca se podrá describir exactamente. Nuestra recomendación: NO SE PIERDAN NUESTRA PROXIMA TRAVESIA Y ACOMPAÑENOS A DISFRUTAR DE LA NAVEGACION.