lunes, 25 de marzo de 2013

TRAVESÍA: TIGRE - el PALMAR (4ta. parte)

Así finalizaba la nota anterior:
Casi nueve horas después de zarpar del Banco de Caraballo estábamos fondeando cerca del muelle de Juanico y recibimos un alerta amarilla de tormenta, granizo y fuertes vientos del SE de Control Mercedes.

Y así continúa: Cenamos esperando que se desatara la tormenta, pero no fue hasta las 22 hs que el viento rotó al tercer cuadrante dejándonos por momentos muy expuesto a fuertes rachas. Nos dieron hasta las 4 am y a partir de las 6 hs comenzaron las lluvias aisladas, hasta ahí todo fue tolerable. Pensábamos en no abandonar la isla que teníamos a barlovento y aprovechamos ese día de mal tiempo para descansar, pescar, ver una película y ordenar el barco. Por suerte el domingo habíamos adelantado mucho camino y nos podíamos dar el lujo de perder un día. Para el martes 19 teníamos planificado zarpar temprano para pasar por unos arenales que habíamos visto a la ida pero el mal tiempo no lo permitió, estuvo lloviendo desde las 7 de la mañana y había corderitos en todo el río con viento fuerte del S / SE. A las 15 hs., una rama grande nos hace garrear y en lugar de refrescar el fondeo decidimos cobrar ancla y buscar más protección del viento en el paso de la Isla Boca Chica, unas 4,8 Mn río abajo.
 
Al dejar la Isla Masones conocimos la fuerza real de la sudestada, entre las distinta islas se forma un pasillo que deja abierto al ancho del Uruguay, unos seis kilómetros, y fue en ese preciso momento que nos encontramos amurados de través de babor cuando el barco escoró y roló hasta entrar al reparo de la isla que buscábamos. Ahora bien, para permanecer resguardados del viento debíamos fondear en una apenas delineada bahía, cerca de la costa, donde suponíamos habría agua suficiente, y no nos equivocamos. Los nueve metros de profundidad y un mar de aceite hicieron que esa noche pudiésemos recuperar la falta de descanso de las dos anteriores.
 
Adelante escollera acceso a Gualeguaychú,
atrás el balneario Ñandubaysal
3ra. Pierna de Vuelta: Aunque las condiciones no eran las ideales debíamos movernos y aprovechando la reducción de la velocidad del viento nos hicimos a Gualeguaychú. Nos estábamos quedando sin días de vacaciones y debíamos pasar por ese puerto a repostar combustible, si o si. Dos horas y media duró esta incómoda navegación hasta la boca del Riacho Gualeguaychú en donde el Palometa imitó al "Samba" y para colmo de males al traspasar el par de boyas del kilómetro 1,5 del canal de acceso se levantó una bruma que hacía difícil ver el siguiente par. Una vez adentro vimos varias embarcaciones fondeadas esperando que mejorara el tiempo para poder salir, tal era el caso del GrandJean “Vidurria”, por ejemplo, y que al día siguiente cruzáramos en el Club. Por el canal 12 de VHF realizamos el despacho al Destacamento Puerto Boca de la PNA y nos dirigimos hacia el Náutico a donde arribamos una hora y media después.
La navegación de este río no reviste mayores complicaciones, debiéndoselo navegar por el medio hasta la boya del km 9,1, frente al camping, la que se deberá dejar por babor y a buena distancia de la costa del balneario. De allí en adelante, nuevamente por el medio hasta el tendido de alta tensión que cruza el río, sobre la costa Oeste se verá la desembocadura del Aº del Cura, y desde ahí será conveniente avanzar recostados sobre la costa Este ya que la pequeña isla de piedra Martín Chico continúa por debajo del agua hacia la costa Oeste.

Una vez pasada la boya del km 19,9 se deberá enfilar al paredón Sur del frigorífico Gualeguaychú y de allí seguir entre el muelle del mismo y las boyas rojas, las cuales, según los vaqueanos, están un poco corridas hacia el Este. A partir de ahí se seguirá recostado sobre la costa Este hasta la Isla Libertad, debiendo continuar por el medio luego y dejar buena distancia de la punta Norte de la isla al virar para ingresar al Náutico.

En el CNG nos recibió Ricardo instalándonos en una marina privilegiada desde donde, por la banda de estribor, podíamos apreciar toda la costanera de la ciudad. Realizamos el despacho correspondiente en portería, y siendo las 14 hs. nos dirigimos al restaurante del club, bajo una constante llovizna. Por la tarde se acercó Andrés Rivas, socio del club y propietario del Grace (un Pandora 28), para darnos la bienvenida y cruzar algunas anécdotas de nuestro viaje con sus navegaciones. Fue entonces que nos recomendó llegarnos hasta Lo de Peti, un simpático lugareño que reside en la Isla Montaña, a la altura del km 167 del canal principal, quien prepara los mejores asados de Gualeguaychú y en donde se dan cita muchos de los navegantes de ese club. También nos recomendó el Aº Negro (ROU), frente a Concepción, cuyos médanos hacen de un sitio perfecto para pernoctar embicados a los mismos; además del Aº Román (ROU) y otras bellezas que quedarán para una segunda travesía.
La noche se mostraba fresca y tranquila, atrás había quedado el finde largo de Carnavales en donde la ciudad recibió a 100.000 turistas que desbordaron todas las plazas existentes, hay que tener en cuenta que Gualeguaychú cuenta con 90.000 habitantes. Mañana, jueves 21, nos haremos una escapada hasta el centro para reaprovisionarnos de combustible y de algunos víveres.

Ya de mañana, posteriormente a un contundente desayuno y a algunas “vueltitas de rutina”, partimos hacia la estación de servicio que queda a unos cuantos pasos del club con sendos bidones. Repetimos el procedimiento que hiciésemos en Concepción y a primera hora de la tarde estábamos de vuelta para saborear un sabroso almuerzo casero, abundante y económico realizado y servido por la familia que tiene el concesionario del resto en el club. Por la tarde se acercó nuevamente Andrés con los pronósticos meteorológicos impresos para los días subsiguientes, a sabiendas de nuestra inminente partida del día siguiente, y con la recomendación de caer unos 20/25 mts. al Sur, paralelos al canal, entre el último par de boyas y la de bifurcación del km 94,100 de ingreso, parece que el banco de la Isla Inés Dorrego va ganando fondo. Nos despedimos de este simpático y amable socio y más tarde nos dispusimos a estudiar los impresos. Tendríamos un muy buen viernes para navegar pero el extendido nos tiraba tormentas fuertes con viento para tarde o noche del sábado 23.
 
4ta. Pierna de Vuelta: Así las cosas, decidimos arrancar el día de la partida temprano y una vez que nos despedimos del club, a la 8:50 hs, zarpamos con la estrategia de navegar todo lo posible para dejar para el sábado la menor distancia a recorrer por el Uruguay y Rio de la Plata. A las 10:00 hs estábamos en la boca del riacho realizando el despacho radial con PNA, la altura de la marea en ese lugar era de 1,26 mts. Al través de la draga a pique (hundida en 1959 por una tormenta) sondeamos en el canal 1,68 mts. siendo este el nivel más bajo del canal de acceso. Cabe recordar que la altura de la marea de ese momento superaba en casi 40 cm. los 0,88 mts que presentó a la ida.
 
... No se pierdan la próxima semana la finalización de esta serie de notas de, para nosotros, la travesía más jugosa, atractiva, disfrutada e interesante de todas nuestras travesías. Los esperamos...

domingo, 17 de marzo de 2013

TRAVESÍA: TIGRE - el PALMAR (3ra. parte)

Bienvenidos amigos nautas, esperamos que aún esten por allí para continuar con el relato de nuestra última travesía. Cazen la mayor, o aceleredor a media máquina y disfruten junto a nosotros de la continuación de la nota!

6ta. Pierna: Hoy se cumple la primer semana de navegación y si tuviésemos que definirla en una palabra sería: Impecable! Arrancamos temprano con esta última etapa río arriba que nos llevaría al kilómetro 260, con un río planchado, 33º C y algo más de profundidad que el día anterior. Daría la impresión que esta altura de marea sería la media pues el agua no deja ver costa sino, que llega hasta un pasto corto, verde y tierno. Un punto crítico de esta pierna, que media entre el Banco de Caraballo y el Palmar, es el paso de la Isla Pepeají. Con un veril a babor complicado con bancos a granel y uno a estribor (el uruguayo) de piedras, y entiéndase literalmente, esta parte de la travesía demandó muchísima atención y se realizó a través de cuatro enfilaciones consecutivas. La primera, apenas ingresando al paso, entre la boya roja del km 235,800 (de la que habrá que guardar buena distancia de respeto, dado que a estribor de esa boya se ven las primeras rocas si el río está con altura media) y el primer par de balizas ubicadas a unos dos mil metros, sobre costa uruguaya. La segunda, entre las primeras balizas y otro par a unos 4.500 mts., también sobre la misma costa, a la altura media de la longitud de la Isla Pepeají que se encuentra enfrente. La tercera, entre las segundas balizas y la boya roja del km 246,200. Y la cuarta, desde esa boya hacia un muelle y edificación en desuso que se encuentra en la costa argentina llamado embarcadero Salvia, hasta alcanzar el medio del río.
Ah, una aclaración bien válida, cuando hablamos de balizas nos referimos a dos postes de aproximadamente un metro de altura que el croquis del Servicio de Hidrografía Naval así los define.

Entre la tercera y cuarta enfilación, frente a la Estancia Santa Rita, nos cruzamos con la arenera Amambay que navegaba de norte a sur cargada, con toda su proa encallada en la lengua de la Pepeají, en el medio del Uruguay.

A partir de allí seguimos navegando por el medio del río cayendo suavemente a estribor hasta la boca del Arroyo Malo (ROU) en donde fondeamos. Hasta ahí habíamos navegado 197 Millas náuticas en 34:30 hs., durante 7 días. Era el día 14 de febrero, nuestro día de aniversario de casados y coincidentemente el Día de los Enamorados.

El Palmar nos regaló el mejor atardecer de todo el crucero, estábamos felices… Luego llegó la noche y se escucharon sendos cristalinos y sutiles choques de copas bajo una luna en cuarto creciente, de color naranja, que iluminaba la costa del Parque Nacional el Palmar, al Río Uruguay y a nosotros sobre la cubierta del Palometa. No podíamos creerlo, ser parte de semejante belleza y tamaña paz.

Por la mañana, nada había cambiado, la magia todavía existía. Mientras desayunábamos, tiramos unas líneas sobre una hoja de papel para armar un cronograma de viaje para los días venideros, simplemente para tener actualizadas las jornadas disponibles y la duración de la estadías en el Arenal y Gualeguaychú. Además contábamos con que a partir de ese momento el viaje sería más rápido pues volveríamos sobre nuestro propio track. A la ida en cambio, fue imposible cargar la cantidad de waypoints de todo el viaje, solo se cargaron los puntos destacados, bifurcaciones, peligros aislados, boyados especiales, puertos y clubes náuticos. El resto quedó librado a las cartas, los croquis, algunos apuntes y a los binoculares.

1ra. Pierna de Vuelta: Dos horas y media tardamos en bajar hasta el Banco Caraballo. En el viaje volvimos a ver a la Amambay todavía varada. Fondeamos a unos veinte o veinticinco metros de la costa y nos dispusimos a desembarcar. Con la ayuda del auxiliar tomamos el arenal por asalto, era todo para nosotros. Hectáreas y hectáreas de arena, algunas forestadas y otras como el Sahara, ofrecían contrastados paisajes para todos los gustos. Con las primeras estrellas improvisamos una cena en el arenal y chapuzón a la luz de la luna hasta que el cansancio nos hizo abordar. Al día siguiente, fuimos visitados por un grupete de niñas que salieron de la nada, dedujimos que venían de alguna chacra cercana.

Previendo toda una jornada playera, improvisamos con el foque una carpa casi en la orilla que aprovechamos hasta que de casualidad miramos hacia el Oeste, un frente de tormenta cobraba dimensión rápidamente. Tuvimos tiempo de llegar hasta el barco, descargar el kit playero e izar el motor y a continuación, una nube de arena se alzaba sobre el río cubriéndolo todo. Rachas muy fuertes de viento hacían difícil el colocar las cenefas y comenzaban a levantar oleaje. Estando al cincuenta por ciento de la maniobra de cierre, puesta de trajes de agua y chubasqueras, estalló una lluvia de esas que se recuerdan por mucho tiempo.
Debido al conjunto de condiciones, el garreo del ancla hizo que durante 45’ a una hora, a máquina, le diéramos proa a la tormenta hasta que amainó, volvimos al mismo lugar del principio y fondeamos. De repente el VHF cobró vida, lo teníamos encendido desde el inicio de la tormenta pero el silencio era total, los veleros de la Regata Fiesta Artesanía 2013, que había organizado el Club Náutico Colón, se reportaban a Prefectura Colón indicando su posición y el estado. Algunos enfacharon bajo el Puente Colón – Paysandú, otros entraron a puerto y solo uno tenía destino incierto, hasta que se reportó más tarde.

Tardamos un buen tiempo en secar todo lo que pudimos, pusimos unos toallones sobre la cama, que estaba empapada por no haber podido cerrar la lumbrera a tiempo, y tratamos de dormir. Toda la noche y parte de la madrugada estuvieron “moviditas”, recién a eso de las siete mejoró y eso nos dio unas dos horitas para dormir plácidamente.

2da. Pierna de Vuelta: Aunque las condiciones meteorológicas no eran muy estables, decidimos navegar todo lo que se pudiera con el fin de adelantar camino dado que la inestabilidad se mantendría por unos días y entonces sería sano, de haber alguna alerta, estar en conserva. Así fue que zarpamos y una hora y media después estábamos pasando frente a los balnearios de Colón, los mismos que de ida estaban repletos y hoy solo contaba con algunos aventureros que caminaban por la orilla. El canal de vuelta fue fácil de encontrar y estaba marcado con unos bidones cuadrados blancos que dejamos por estribor, seguramente no los vimos al entrar por el oleaje y el alto tráfico náutico de ese momento.
Salimos del Paso San Francisco y descubrimos, frente al Puerto de Paysandú en la Isla Caridad, alguien que había corrido nuestra misma suerte y había puesto todo a secar.

Por momentos la llovizna empapaba el parabrisas y las rachas de viento eran raleadas del SE. Pasamos por la boca del canal entre la costa Argentina y la Isla Pelada, en donde se encuentra un complejo turístico de muy buena calidad llamado La Aldea y seguimos bajando. Entramos al Puerto de Concepción por el Riacho Itapé y seguimos río abajo, la idea era llegar hasta la Isla Juanico, mismo lugar de fondeo del final de la tercera pierna. Casi nueve horas después de zarpar del Banco de Caraballo estábamos fondeando cerca del muelle de Juanico y recibimos un alerta amarilla de tormenta, granizo y fuertes vientos del SE de Control Mercedes.

Continuará…

lunes, 11 de marzo de 2013

TRAVESÍA: TIGRE - el PALMAR (2da. parte)

Continúa de la nota anterior...

Luego de analizar las cartas, los croquis y hacer unos pocos cálculos, obtuvimos nuestro punto de fondeo en el Canal de la Boca Chica, cerca del muelle de la Isla Juanico, sobre el Canal Secundario del Uruguay, aproximadamente a la altura del kilómetro 133,600. Hora calculada de arribo: las 18.

Estábamos tomando unas fotos al extinto frigorífico Anglo, al Club de Remeros y al puerto de Fray Bentos (ROU) cuando nos cruzamos con la finalización de la segunda etapa de la 45º Regata Internacional del Río Uruguay – Carnaval 2013, que había partido de Nuevo Berlín (ROU) a las 11:35 hora uruguaya. Un espectáculo hermosísimo coronado con el saludo eufórico de algunos regatistas amigos de la web hacia el Palometa, estábamos más que orgullosos por semejante demostración de afecto.
Mientras tanto el Puente Internacional Libertador General San Martín, que une Gualeguaychú con Fray Bentos se acercaba rápidamente. Esta espectacular obra de ingeniería, de 45 metros de altura y 210 metros entre las columnas del paso principal, reclamaba pruebas fotográficas de nuestro paso. Seguimos sumando boyas y a la altura del km 117,800 nos recostamos sobre la costa argentina para ingresar así al Canal Secundario del Uruguay, solo faltaban unos 16 kilómetros para finalizar esta tercer singladura, las 41,5 Millas náuticas recorridas en esta jornada de 7:15 hs. se habían hecho sentir.
Muelle de la Isla Juanico
 4ta. Pierna: Tuvimos toda una noche de mucha actividad eléctrica pero por suerte solo llovió una hora a la madrugada. El paraje elegido para pasar la noche fue como un regalo para nuestro cansancio, la quietud y el silencio actuaron como somnífero natural para descansar por diez horas. Zarpamos al mediodía con una brisa del W y 31º C y a la hora de estar navegando los cata vientos cayeron a plomo y el termómetro marcaba 32,9º C. Navegamos durante cinco horas, refrescándonos de vez en cuando en las playitas de la Isla Rica y Cambacuá antes de llegar al Riacho Itapé, Concepción del Uruguay.
Una vez dejado el puerto sobre babor primero y el edificio del Destacamento de PNA y Aduana después, seguimos por el Riacho Molino hasta el segundo embarcadero y así llegamos al Yacht Club Entrerriano en donde nos recibió, previo despacho por canal 71 Carlos, alojándonos en una amarra de cortesía en el muelle principal. Este club cuenta con unas impecables instalaciones: baños con duchas de agua fría y caliente sin horario de restricción, pileta de natación a la cual se puede acceder sin inconvenientes, agua potable y electricidad para el barco, bar y restaurante del que les recomendamos prueben el pollo a la pizza (abierto todos los días. Ej: Suprema a la napolitana, pollo a la pizza, 1 ¼ de gaseosa y postre = $130).

Al día siguiente se acercaron algunos socios para ver al Palometa, quienes devolvieron la buena onda compartiendo con nosotros varios ríos, pasos y lugares que visitar y/o en donde hacer noche. Además de tomarnos un día de descanso, habíamos planificado repostar combustible allí y sabíamos que había que subir al centro con bidones. A unas diez o doce cuadras del Yacht Club, en la esquina de las calles Mitre y Supremo Entrerriano, se encuentra una estación Esso en donde llenamos con sesenta litros de gasoil ambos bidones, los dejamos en guarda y nos fuimos a caminar por el centro. Un rato largo después volvimos a la estación, por veinticinco centavos llamamos un remis al 427 777, desde el locutorio que tiene el bar, y por $10 volvimos al Club. El calor de las primeras horas de la tarde se hacía sentir, un buen chapuzón en la pileta, una porción de rabas con una cerveza negra helada y todo volvió a la normalidad.

5ta. Pierna: La salida de Concepción se postergó hasta las 15 hs a causa de un frente de tormenta que avanzaba desde SW. Partimos con un viento flojo del tercer cuadrante y 34,9º C, un infierno. A partir de aquí el Canal Secundario desaparece y hay que volver al Principal, así que tomamos el canal de acceso navegando por el medio y dejando la escollera a estribor, al tener el faro con la imagen de Stella Maris al través enfilamos a la boya del km 187,100 y poco después estábamos en pleno canal. Ahí se notaba la influencia del viento, que se había incrementado un poco produciendo unos “corderitos” que rompían en la aleta de babor del Palometa. Es importante mencionar que en adelante debimos tener especial cuidado en navegar siempre por el canal, cuidándonos del boyado faltante dado que los bancos abundan y algunos pasos pueden volverse muy estrechos. Precisamente eso fue lo que nos sucedió en Colón, frente al Hotel Quirinale, un momento de distracción, le pifiamos a la canaleta y terminamos sobre un banco de arena.

Con el río movido y una incipiente llovizna la zafadura se complicaba, así que resolvimos poner la escalera de popa, reconocer el fondo a pie y así encontramos nuevamente la canaleta. Acomodamos el barco desde el agua, subimos, pusimos en marcha el motor y retrocedimos por sobre el mismo lugar desde donde nos habíamos encajado. Ante ese cuadro, lo primero que atinamos fue a volver sobre nuestro track (el marcado en el GPS) y llegarnos hasta el Arroyo Candel (ROU), ría que habíamos visto antes de encarar el Paso San Francisco. Ya eran las siete de la tarde y el escenario no estaba como para intentar un nuevo ingreso. Pero en ese momento suena el celular… - Hola! ¿Lucio?

Si, era nuestro amigo Cerretani que desde el Puerto de Colón, y debido a los mensajes que nos habíamos cruzado en días anteriores, nos estaba viendo llegar antes de volverse a Baires, Aunque nos separaban unos tres mil metros, este “vaqueano de la ostia” nos marcó la derrota para volver al canal por teléfono! La sensación que teníamos a bordo había rotado unos 180º en relación a la que teníamos treinta minutos antes. Nos sentíamos acompañados en un río desconocido y ese es un estado de increíble emoción. Nos despedimos de Lucio agradeciéndole el incentivo a realizar este viaje y, por supuesto, el empujón de hacía un rato.

Liebig por la mañana
Seguimos río arriba hasta que las últimas luces del día nos invitaron a fondear, casi sobre la playa misma de la Isla del Queguay Grande, frente a la Fábrica Liebig, en el Paso Peruchoverne, a la altura del kilómetro 230, el cual ofrece un fondo de pedregullo y arena. Asegurados y habiendo realizado la rutina del repaso de los puntos críticos, nos dispusimos a cenar y brindar con un blanquito dulce natural, cosecha tardía. La singladura del día siguiente sería la última de trepada, destino final: El Palmar de Colón!

No se alejen que todavía hay más... continuará.

lunes, 4 de marzo de 2013

TRAVESÍA: TIGRE - el PALMAR

Ya de vuelta del viaje prometido en la nota anterior, nos complace compartir con ustedes todas nuestras experiencias vividas en él. Así que, acomódense y dispónganse a disfrutar, junto a nosotros, de las crónicas de este poco común derrotero.

Este verano singular de dos travesías, recordarán el artículo de enero sobre el Crucero Buenos Aires – San Pedro 2013 y ahora esta nueva, nos ha colmado de experiencias, gratificaciones, buenos momentos y sobre todo: muchas millas navegadas.

Para comenzar con la introducción a este viaje debemos recordar a quien fuera el promotor de esta experiencia. En una travesía solidaria a la Escuela Nº 9 del río Carabelas, allá por junio de 2011, tuvimos la fortuna de conocer personalmente, digo esto pues ya contábamos con una relación vía facebook, a Lucio Cerretani. Este oriundo entrerriano, efusivo publicista de sus pagos, fue quien sembró la semilla de esta navegación por el río Uruguay, convenciéndonos de que todo lo que allí encontraríamos nos mantendría en un estado de asombro permanente… y no se equivocó.

A partir de ese momento fuimos recolectando todo el material posible relacionado con este ambicioso proyecto: Cartas digitales del Uruguay desde el Km 0 al 120 y posteriormente, debido al cambio del destino final, desde el Km 120 al 334; los croquis desde el Km 0 al 334 (escala 1:50.000); varias charlas con Lucio y una con el capitán de la Chata Santa Rita, que ya había rumbeado por esos pagos unos tres años atrás; cualquier material de interés publicado en revistas e internet; data de los clubes náuticos que se encontraran en nuestro derrotero, planos de la localidades cuyos puertos tocáramos; cronograma de singladuras; etc.

Ya contábamos con todo lo necesario, la fecha de zarpada sería el 8 de febrero de 2013 y el destino final: El Palmar de Colón, Entre Ríos. Hasta contábamos con tres barcos amigos que se habían sumado… estábamos en la gloria, aunque poco duró. A medida que transcurrían los días y se acercaba la fecha de partida, por distintas razones, todos los compañeros de aventuras fueron desertando. Nosotros, seguros del derrotero y del Palometa nos mantendríamos incólumes para la zarpada prevista.

1ra. Pierna: El viernes 8 a las 9:00 hs. iniciamos este primer tramo de la travesía que iba a finalizar en Guazú-Guazucito, estimábamos unas seis horas de navegación. Con un viento moderado del NE llegamos a la boca del Guazucito a las 14:15 hs. Demasiado temprano como para rifar la primera jornada. Así que, salimos por el Guazú al Riopla, que nos recibió con viento del E, dejamos por babor la boya Cardinal Este y remontamos el Uruguay en busca del boyado de la boca del Paraná Bravo con olas de través que hacían poco cómoda la navegación. Evitamos ingresar a Palmira y a otros puertos uruguayos futuros para no tener que perder tiempo de navegación en cuestiones administrativas. La boya verde de ingreso al Bravo (km 138) se encuentra a la altura de Punta Higueritas (ROU), apenas unos metros a babor de la boya roja del km 3,400 del canal principal. Caímos a babor hasta la boya del km 140,200 y dejando esta por estribor viramos, recostados sobre la costa sur, para ingresar al Aº La Paloma.
Este curso de agua está, cerca de la boca, destinado a fondeadero de barcazas, lo cual nos garantizó profundidad suficiente para movernos con libertad hasta el sub destacamento de PNA Aº La Paloma que se encuentra en 33 53 690 de latitud S y 58 29 274 de longitud W (por canal VHF 14 se realiza el despacho) en donde fondear con tranquilidad. Eran las 17:00 hs. y dábamos por finalizada la primera pierna de esta travesía, pero no así con la actividad a bordo que continuaba con el repaso de puntos críticos como niveles de lubricantes, control de correas y mangueras, inspeccionar el prensa estopa de la línea de eje, etc. Aunque el procedimiento se tornó incómodo por la temperatura del motor, creímos oportuno instalarlo así como metodología para no encontrar sorpresas al momento de partir al día siguiente, de esta forma, si algo hubiese sucedido, hubiésemos contado con tiempo suficiente como para solucionarlo.

2da. Pierna: A las 10:30 hs. cobramos ancla, nos despedimos de la Prefe y desandamos unos pocos kilómetros hasta llegar al Uruguay. Dejamos el par del km 138 del Bravo por el veril de babor, última boya, y enfilamos a la baliza del km 4,800 del Puerto de Palmira con el objeto de evitar la restinga de Palmira y el peligro aislado (Capri) que no tiene boya. Por el calor reinante pudimos observar grandes concentraciones de algas entre el Puerto que dejábamos y Punta Chaparro (ROU), el agua se teñía con pinceladas verdes.

La navegación era perfecta y ya veíamos al través de estribor al Obelisco de los 33 Orientales, pues en gran parte de esta pierna el canal se acercaba mucho a la costa uruguaya, salvo entre Punta del Arenal Grande y Punta Cabeza de Negro en donde el río tiene aproximadamente unos 11 kms de ancho y el canal estaba delineado en forma de “V”, cuyo vértice se acerca a unos 4 kms de la boca de Aº Ñancay (Argentina) y por ello es que se podía apreciar gran cantidad de embarcaciones de pesca provenientes de la localidad de Villa Paranacito. Si imaginariamente uniésemos con una línea la boca abierta de la “V” encontraríamos la batimetría de aguas navegables cerca de la costa uruguaya que los vaqueanos conocen bien, pero nosotros debíamos estar muy seguros de lo que había en el fondo. Desde que habíamos ingresado al Uruguay notamos un nivel particularmente bajo de agua, así que no era cuestión de sacrificar toda la travesía apenas a dos días de iniciada. Nuestra recomendación: con embarcaciones de calado superior a un metro, navegar siguiendo el boyado.

Cuando el reloj marcó las 15:30 hs. y frente a la boya del km 65,500 viramos a estribor y enfilamos hacia la boca del Riacho Yaguarí (ROU), otra boya de veril de babor marcaba la entrada. Este tranquilo río, de unos 6 kilómetros de extensión, cuenta con la profundidad suficiente bajo casi cualquier quillote y es la vía de acceso segura al Río Negro (ROU), eso sí, no dejamos de estar atentos pues al promediar el trayecto nos encontramos con tres boyas ciegas rojas que dejamos por estribor. Poco después, a las 16:30 y frente a una chacra, bajo unos árboles de mediano porte, tiramos el fondeo para hacer noche.
Para ese entonces ya teníamos dos consideraciones interesantes a tener en cuenta y que confirmaríamos a medida que íbamos subiendo: a) A diferencia de nuestro delta, el Uruguay cuenta con otro régimen de plea y bajamar y b) La velocidad de la corriente nunca superó el Nudo. De esta forma, las noches de fondeo fueron muy tranquilas bajo condiciones normales, no hubo garreos ni movimientos bruscos.

3ra. Pierna: El domingo amaneció algo nuboso y se preveían tormentas aisladas hacia la tarde/noche, según el boletín meteorológico de Control Mercedes (ROU) que recibimos por el canal 15 del VHF. Coincidentemente partimos a la misma hora del día anterior con rumbo a Gualeguaychú en lo que habría de ser una singladura corta, entre cuatro y cuatro horas y media. A medida que íbamos avanzando se iba congestionando el tráfico en la frecuencia de 156,800 Mhz (canal 16) con solicitudes de despachos y roles para la Ciudad del Carnaval entrerriano.
Aprovechando el primer silencio radial le solicitamos al Destacamento Puerto Boca de la PNA el estado de la marea y casi inmediatamente se escuchó un terminante: 0,88 estacionario. UPS!... cambio de planes?  Con esa profundidad imposible entrar al río Gualeguaychú y con esa cantidad de gente imposible entrar al Náutico...

Sigan atentos. No se pierdan la continuación de esta espectacular travesía al Palmar de Colón, Entre Ríos, Argentina. Hasta prontito!