jueves, 30 de agosto de 2012

REGRESO EN VELERO

Álvaro Fernández es uno de los tantos uruguayos que se fue y ha retornado al país. Pero no fue por una crisis, sino por deseo de aventura. Después de 25 años arriba de un velero, espera rearmar su vida en Uruguay.
Son pocos los que dicen "la mar". Es casi un derecho exclusivo para poetas o personas con una relación muy estrecha con el medio acuático. Este último es el caso de Álvaro Fernández, de 63 años, que convirtió al océano en su trabajo y también en su hogar.
A los 18 años, cuando muchas personas eligen qué camino van a tomar en sus vidas, Álvaro tuvo su primer contacto profesional con los barcos. Sin tener a nadie en su familia que se dedicara a algo parecido, comenzó decidido a trabajar en el Puerto del Buceo. Así nació el amor.
Luego fue marino mercante por 17 años y así, en un barco de bandera argentina, llegó a Barcelona, en donde vivió 30 años, 25 de los cuales pasó en un velero. "Fue por un tema circunstancial. Había una posibilidad para irme y me fui. Y después hubo un ambiente apropiado para estar ahí y me fui quedando", dice.

"Es como una casa pero en miniatura. Como una casa de muñecas", cuenta sobre la vida en un velero. "La ropa tiene siempre un poco de olor a barco" y está haciendo siempre una gimnasia pasiva, agrega aunque admite que es un viaje que no todos pueden emprender. "Hay humedad, frío, cedés en comodidad", dice, y apunta que cosas de la vida cotidiana en "tierra" se pueden volver insoportables en un barco. Por ejemplo, un perfume: "A la semana todo tiene olor a perfume y la gente común no lo entiende" por más exquisita y fina que la fragancia pueda ser.
MEDIO DE VIDA: Lo que para muchos es sinónimo de turismo o solamente un pasatiempo, para Álvaro es su vida. No tiene otra opción que la de llevar el trabajo a casa.
Cuando se instaló en Barcelona y pudo adquirir su propio velero, arreglar otras embarcaciones pasó a ser su sustento. Además, alquilaba su "casa" para que otros la pudieran disfrutar y recorrer numerosos puertos. "Vivir en un velero es una filosofía de vida. Te tiene que gustar. Yo vivía en el barco, trabajaba en el barco y en el mismo barco tenía el taller", reflexiona.
Y esa elección lo llevó a pasar momentos muy duros y otros que agradece haber vivido. Cuenta, por ejemplo, que una vez, durante un día entero navegó con un cachalote (un animal marino que habita en mares templados y tropicales) al lado de su velero. "Era como un perrito faldero", compara.
Pero también fue la naturaleza la que le jugó alguna que otra mala pasada. En general, los contratiempos implicaron vientos difíciles que debió "torear" o, simplemente, dejarse llevar por ellos.

SACRIFICIOS: Álvaro admite que no solo cedió en cuestiones de espacio o de "ropa seca". Su elección de vida lo llevó también a dejar el proyecto de tener una esposa e hijos en segundo plano.
Y, aunque admite que la idea de una "novia en cada puerto" es un mito o un recuerdo de cuando las embarcaciones pasaban meses ancladas en una misma ciudad, sí reconoce que tuvo alguna que otra novia.
A sus 63 años dice que "cuando tenía que hacerlo (formar una familia) estaba navegando y después se me pasó el arroz".
"El barco te genera unos vicios y una rutina de vida que no hay quien los aguante", explica sin remordimiento. "Valió la pena". Y esa vida que eligió le dio muchas satisfacciones.
Además de conocer lugares difíciles de alcanzar con trabajos más tradicionales, pudo ganar, incluso, alguna regata. "A la cuarta operación de columna tuve que dejarlas", dice quien ya tiene siete intervenciones en la espalda.

REGRESO: Más allá de la imagen que se pueda tener de un hombre de mar -solitario y hosco, por ejemplo, Álvaro nunca viajó solo, exceptuando un par de días en las Islas Baleares.
Tampoco emprendió solo su regreso a Uruguay. Un amigo y un sobrino lo alcanzaron en Barcelona para prenderse a la aventura de la vuelta.
"La situación en España es horrible", dice y afirma que no dejó más que algún amigo. Por mes, mantener a su velero en puerto le costaba unos 2.500 euros (unos 3.000 dólares), además de todos los gastos que conlleva una embarcación. En Uruguay, Piriápolis puntualmente, una amarra cuesta poco más de 300 pesos al día en temporada baja y unos mil en alta. Además, según informaron desde el mismo puerto, existen un montón de beneficios para quienes pasen varios días.
Todo esto y su edad lo decidieron a rearmar su vida en Uruguay. "Quería estar con mi familia: mis hermanos, mis sobrinos, mis sobrinos-nietos".
El 28 de marzo dejó al país que lo había alojado por más de 30 años sin nostalgia y con deseos de emprender una nueva aventura. Tocó, entre otros, Málaga, Islas Canarias, Cabo Verde y Brasil. Fue este último país el que lo retuvo más de lo que esperaba. Y aunque cada día de viaje le llevaba más dinero y lo mantenía lejos de sus seres queridos, Álvaro se mostró siempre tranquilo. Una tranquilidad que solo "la mar" le pudo haber enseñado.
Pasaron días hasta que pudo dejar puerto, ya que las tormentas que había en la región hacían que el camino no fuera nada seguro. Finalmente, recién el 21 de junio se puedo reencontrar con su familia, un mes después de lo planeado.

AVENTURA: "Me queda por conocer mucho más de lo que conocí. Por ejemplo, no conozco nada del Pacífico. Indonesia tampoco", admite. Sin embargo, sus planes a corto plazo son otros. "Es una incógnita, como una aventura nueva", dice.
Por ahora, él y su velero permanecen en el puerto de Piriápolis. "En otros lugares no entra por el calado", cuenta.
El marino tiene esperanzas de poder trabajar de lo que sabe: la reparación de barcos. "Si no buscaré algo en tierra". Aunque nunca muy lejos de "la mar", su único y extenso hogar.

Por: G. J. Gonzalez Piedras

lunes, 13 de agosto de 2012

LONAS: Mantenimiento y uso

Amigos lectores, todos conocemos las bondades de contar a bordo con tejidos de fibras acrílicas para protegernos del sol, de la lluvia, del viento o del frío pero, del correcto uso y cuidado de estas lonas es que dependerá su durabilidad y rendimiento a la hora de necesitarlas.
Hoy día son varias las marcas y procedencia de lonas, ciento por ciento acrílicas, capaces de soportar durante unos 8/10 años los rayos UV, pérdidas de color, moho y productos químicos suspendidos en el aire. Por su forma de confección, estas telas poseen tres características fundamentales para el ambiente náutico: son livianas,  respiran a través de su hilado y cuentan con un  proceso fluorocarburoso que las convierte en muy buen material hidro repelente. Para que nuestras carpas, capotas, bimini, cerramientos, etc. mantengan estas cualidades será necesario entonces realizar limpiezas superficiales frecuentes.


Lavados regulares

El material del tipo "Sunbrella" requiere de ciertos cuidados regulares para evitar que el polvo y otras partículas se acumulen o incrusten entre las fibras. Tome nota: a) Quite el polvo mediante una aspiradora o cepillo de cerdas suaves, b) Enjuague con abundante agua con la ayuda de una manguera, c) Aplique, con un cepillo de cerda suave, agua jabonosa preparada con un buen jabón líquido de baja espuma (del tipo que se usa en lavarropas automáticos), d) Enjuague nuevamente con abundante agua para eliminar el jabón y e) Deje secar al aire libre.


Lavados profundos

En caso de tener que lidiar con alguna mancha persistente siga los siguientes pasos: a) Preparar la siguiente solución manteniendo estas proporciones, en un balde de agua vierta una taza de cloro y 1/4 taza del mismo jabón que utilizó para el lavado regular, b) Enjuague con abundante agua, c) Aplicar abundante solución con un cepillo de cerdas blandas y dejarlo trabajar durante unos 15 minutos, d) Enjuague con abundante agua para que no queden restos de jabón ni lavandina y e) Deje secar al aire libre.


Tips importantes
  • Como ideal utilice agua tibia, NUNCA caliente pues el tejido puede encojer y el cloro se neutraliza con altas temperaturas.
  • Jamás planche lonas impermeables y/o acrílicas, no utilice vapor, ni secadores a gas o eléctricos.
  • Asegúrese de que los tejidos se encuentren perfectamente secos antes de guardarlos, pues de lo contrario aparecerán manchas/hongos.
  • En el caso de los cubre ventanas o cerramientos nunca los doble para guardar, procure enrollarlos y colocarlos dentro de un bolso "tubo", instrumentado a tal fin, para no marcarlos.
  • Cada tanto, para evitar un baño de inmersión de fluoruro de carbón, podrá rociar con un aerosol el material a los fines de devolverle las características hidro repelentes, tanto a la fibra como a las costuras. Este spray podrá adquirirlo en las buenas casas de camping o outdoors, quienes los utilizan para los sobretechos de las carpas.
  • Para evitar tirones y descosones, lubrique los cierres con parafina o teflón.
Como siempre intentamos colaborar con el colega nauta en el mantenimiento de su embarcación, a los fines de achicar costos y que cada propietario tenga un mayor feeling con su nave. Esperamos que esta no se la excepción y que les sea de utilidad.
Hasta el encuentro que viene y buenas singladuras!!!